Si la pasada semana les sorprendía en algún modo con el oxímoron y el pleonasmo creo que, más bien, aclaraba bastante todo lo que está ocurriendo en el bendito Ayuntamiento de Talavera de la Reina no sólo con el asunto del cloro sino con casi todo.
Cuando el talante caciquil es el que ordena las ideas y el proceder, suele ocurrir aquello que relata el famoso dicho de “escupir para arriba”, que todos sabemos lo que viene después.
La transparencia que se empeña en exigir tanto la portavoz del equipo de gobierno municipal, María Rodríguez Ruiz, como su compañero viceportavoz, Santiago Serrano Godoy, o el propio alcalde, Jaime Ramos Torres, debe predicarse con el ejemplo y aquí falta mucha, a raudales.
Ese es un mal que parece haberse instalado en la Ciudad de la Cerámica desde hace tiempo –sobre todo con muchos recién llegados– para que nadie pueda ahondar en sus ‘vergüenzas’.
Convengan conmigo en que el asunto del contrato municipal con Droju SA no puede tener más acertado titular que el que acompaña a estas letras: “MÁS CLORO QUE EL AGUA”. Porque, aunque la señora Rodríguez se empeñe en querer justificar lo injustificable, todo el caso desprende un tufo más que raro y sus titubeos a la hora de intentar explicarse recuerdan aquella comparecencia de su exjefa María Dolores de Cospedal cuando quería contar el despido en diferido de Luis Bárcenas. Escúchenlo, si tienen ocasión en nuestra edición digital, porque no tiene desperdicio. Cuando alguien miente, los nervios suelen provocar malas pasadas y se nota.
De todos modos, la mujer que presta su voz al gobierno de Ramos Torres ha asegurado este jueves que se ha “procedido siempre dentro de la legalidad”.
Habrá que creerla. No en vano se trata de la primera teniente de alcalde de la ciudad y segunda autoridad para todos los talaveranos, aunque por esa misma razón no podría permitirse el lujo de saltarse –ni un milímetro como dijo Serrano Godoy– la Ley. Veremos en qué queda todo ello.
En otro asunto, ella misma censuraba a la Junta de Comunidades sobre la declaración de Conjunto Histórico por haber dejado fuera joyas como la Basílica del Prado o la iglesia de Santiago. Ahí me alineo con ella, no es de recibo. Eso sí, si estamos en periodo de alegaciones, que sea el Ayuntamiento el que pida las correcciones adecuadas y lo haga pronto. Esto se me antoja más complicado, sobre todo a la vista del ritmo de resolución que suele adoptar Rodríguez y su negociado –el de Urbanismo– para resolver los temas que les son propios.... y así nos va.
En definitiva, reivindico con ello el conocido refrán que puede resumir su proceder: “si no la haces, no la temes”.