pandemia

Helena Granados llegó el lunes a España procedente de Nepal. El miércoles por la noche lo hacía Carmen Fernández, atrapada en Santo Domingo junto a otras cuatro compañeras, también enfermeras. Un día más tarde, eran los enfermeros Belén Magaña y Álvaro Gómez quienes de madrugaba aterrizaban en Barajas procedentes de Perú. Todos han pasado por lo mismo: inmersos en proyectos de cooperación internacional han visto interrumpido su voluntariado por el coronavirus. Así vivieron la irrupción de esta infección en sus países de destino, sufrieron el estigma del “coronavirus” por ser españoles y consiguieron volver.

Las plantillas apenas han notado la distribución, ayer, de los 1,3 millones de elementos de protección frente al covid19 anunciados por el Gobierno regional. Siguen teniendo que compartir los guantes, buzos y mascarillas disponibles, a todas luces insuficientes, y la mayoría de los cuales provienen de donaciones, muchos más que de los que facilitan las empresas adjudicatarias del servicio o la propia Administración. Se están entregando dos mascarillas a cada trabajador para toda una semana; los buzos que se están utilizando se desinfectan en muchos casos junto con los vehículos, no garantizándose la total desinfección de los mismos; y muchos de esos trajes son compartidos.

El concejal de Festejos ha explicado que esta situación “hace imposible el normal desarrollo de nuestra fiesta de Mondas en las fechas que estaba prevista”; al tiempo que ha remarcado que “ahora lo más importante es la salud y la seguridad de los talaveranos y talaveranas, así como de toda la ciudadanía en general”. Daniel Tito ha señalado que “una vez que se normalice la situación, volveremos a reunirnos con la Comisión pro-Mondas para barajar posibles opciones de cara a los próximos meses”.