Hoy lunes, 31 de marzo, se cumplen 46 años desde que se puso en funcionamiento el polémico e histórico trasvase Tajo-Segura, siendo ministro de Obras Públicas Joaquín Garrigues Walker.
El trasvase Tajo-Segura fue inicialmente planteado en el Plan Nacional de Obras Hidráulicas de 1933 del ingeniero Manuel Lorenzo Pardo, tras un paréntesis de varias décadas, fue posteriormente retomado en el “Anteproyecto General del Aprovechamiento Conjunto de los recursos hidráulicos del Centro y Sureste de España. Complejo Tajo-Segura” de 1967. Se procedió a su construcción unos años después y, finalmente, comenzó su explotación en 1979.
El anteproyecto fue aprobado por orden ministerial el 2 de agosto de 1968, ordenando el Consejo de Ministros la redacción del proyecto de ejecución del Acueducto Tajo – Segura. La ejecución de las obras se aprueba el 13 de septiembre de 1968.
Las obras fueron costosísimas y se prolongaron aproximadamente durante 10 años. En el año hidrológico 1978-79 se aprueba un primer trasvase de 63,16 hm³.
El acueducto Tajo-Segura conecta las cuencas del Tajo y del Segura, atravesando las cuencas del Guadiana y el Júcar, en la que utiliza el embalse de Alarcón (Cuenca), como elemento de tránsito. Transporta las aguas de la cabecera del Tajo que previamente han sido reguladas en los embalses de Entrepeñas y Buendía.
Durante los últimos 25 años han ido en aumento las reclamaciones desde numerosos colectivos de Castilla-La Mancha para buscar una fecha de caducidad que ponga fin al trasvase Tajo-Segura, además de reclamar una mayor de creación de riqueza en la propia región y un uso más racional del agua del río Tajo que frene la despoblación de muchas comarcas y permita nuevas líneas de desarrollo económico en las provincias de castellano-manchegas.
Borja Castro, presidente de la Asociación de Municipios Ribereños de los Embalses de Entrepeñas y Buendía y alcalde de Alcocer (Guadalajara), ha declarado a La Voz del Tajo que “el trasvase se construyó con el pretexto de repartir la riqueza en nuestro país, pero casi cinco décadas después a lo único que ha contribuido es a generar desigualdades y promover un modelo de agricultura insostenible. En este lado de la tubería nos ha traído la ruina, por segunda vez, primero inundaron nuestras tierras más fértiles, y después cuando estábamos transformado nuestra estructura económica para vivir del agua, llevándosela de manera artificial para dopar otro territorio a costa de nuestro empobrecimiento. Hoy, cuando los embalses de la cabecera del Tajo están solo al 53% estamos ante el momento y la oportunidad, el momento por el ciclo húmedo que estamos viviendo y que han permitido aumentar considerablemente las reservas, y la oportunidad porque el Gobierno de España tiene en su mano gestionar el agua de una manera más racional y sostenible, y además la obligación de poner en el centro al río Tajo, que por sí mismo es un motor natural y económico.”
Fotos: Alfonso Tertre.







