Tras las intensas lluvias de los últimos días, el río Tajo ha comenzado a recuperar su nivel habitual. Sin embargo, el descenso del caudal ha dejado al descubierto una preocupante acumulación de residuos en sus riberas, especialmente en la zona de la finca Daramezas, en Guadamur, y en la senda ecológica de Toledo.
Los vecinos han denunciado la presencia de gran cantidad de basura, entre la que destacan toallitas húmedas, compresas y bolsas de plástico. Estos residuos quedaron atrapados en las ramas inferiores de los árboles cuando el nivel del agua subió, funcionando como una red que acumuló desechos de todo tipo. Ahora, con el retroceso del agua, estos elementos quedan expuestos, evidenciando el problema de contaminación del río.
Según datos del Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) de la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT), el medidor ubicado en la Casa del Diamantista registró un flujo de 448,3 metros cúbicos por segundo, por debajo del umbral rojo, fijado en 448,8. De esta forma, el Tajo ha descendido a nivel naranja y se aproxima al amarillo, establecido en 448,2 metros cúbicos por segundo.
Las imágenes captadas en la zona muestran el impacto de los residuos arrastrados por la crecida del río, lo que ha generado preocupación entre los habitantes y colectivos ecologistas.
Las asociaciones ecologistas insisten en la necesidad de mejorar la gestión de residuos y concienciar sobre el daño que causan estos materiales en los ecosistemas fluviales. Además, los vecinos reclaman una limpieza urgente de las riberas para mitigar los efectos de la contaminación y preservar la biodiversidad del Tajo.