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ARTÍCULO

Viaje sin alforjas. A Isma

Ismael Sánchez
Ismael Sánchez

Escrito por Moisés de las Heras

sábado 22 de febrero de 2025, 11:00h

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Escribió aquí. Antes. Fue antes. Antes escribió aquí. Fue hace tiempo y parece que mañana va salir un artículo suyo. Pero fue antes, antes, cuando la Voz del Tajo era un barquito de papel que surcaba la ciudad, dejando estelas en la mar. Papel mojado.

Fue colaborador de este periódico cuando aún existía una “opinión en libertad”, que hoy es solo opinión. Antes de que el papel fuera quemado y el periódico fuera secuestrado por la tiranía digital. (Lo siento, Alberto, sigo prefiriendo el papel) Entonces yo estaba a su lado, en mi trocito de papel correspondiente, humilde y libre. Escribimos juntos, durante muchos años, en “Opinión el libertad”.

Pero Isma fue mucho más para mí. Fue director de El Candil. Pero fue mucho más que director de “El Candil”. Fue mantenedor, alma mater, alma Pater, alma, la llama de “El Candil”, que a veces empequeñecía y otras veces brillaba, pero que nunca se apagaba del todo, permitiendo que ese “Candil, Teatro de Cámara y Ensayo de Talavera de la Reina”, no solo se mantuviera vivo, sino que resonará y ardiera por toda Castilla la Mancha y por toda España. Ismael Sánchez de la Fuente. “Isma” para los amigos.

Asistí a las obras que él montaba. Asistí a muchos ensayos suyos, propios y ajenos. Yo participé como actor y, dónde no participé, donde mi padre, mi madre y otros muchos más intervenían, miraba y aprendía… “El Candil”...

Hace un par de años le vi por última vez. La penúltima quizás. Fue su presidente. El presidente de “El Candil” y, cuando lo dejó, lo dejó en mis manos. Todo un honor, Isma.

Muchos de aquel tiempo, de aquel entonces, ya se han ido. Se están yendo, Isma. Se fueron Amalio, Helio Casarrubios, José Luis de los Ríos… muchos más. Ahora te vas tú. Estamos solo un ratito en este mundo, Isma. Y yo. Yo también me iré “y se quedarán los pájaros cantando”

Ahora vendrán los homenajes y, tal vez, solo tal vez, una calle a su nombre. Muerto el burro, la cebada al rabo. A otros les tocó plaza, fuente o avenida. A otros nada. Es cuestión de suerte. De suerte y también depende de que al concejal de turno se le encienda la chispa. Depende de si se han portado bien o si se le cruza el cable al político. En manos de los políticos estamos, Isma.

Tal vez acabes siendo, Isma, solo el nombre de una calle para los carteros. Puede que nos adolescentes pongan tu nombre en el remite de una carta de amor… si es que queda alguien aún que escriba cartas de amor. Hoy se manda un WhatsApp y ya está. Ya no se escriben cartas de amor. Acaso el banco.

Pero cuando los móviles no interrumpían un ensayo porque estábamos a lo que estábamos, yo pasé mucho tiempo con él en aquel semisótano de la calle Toro encohetado, ensayando, o viendo como ensayaba, actuaba y dirigía.

Más de mil personas han pasado por El Candil. De esas mil, más de la mitad, muchas más, te pertenecen, Isma. Existen como actores, luminotécnicos, atrecistas, técnicos gracias a ti. Si no ¿de qué? ¿Existiría hoy “El Candil” si no hubiera existido Ismael? La respuesta es: no.

Ahora te vas, amigo. Ya te fuiste hace tiempo, pero pervive tu obra y tu recuerdo. “El Candil” sigue vivo gracias a ti. Te vas, dejando una estela. Estelas en la mar.

No sabemos hasta cuándo se mantendrá vivo el surco que dejó tu trabajo en la mar de “El Candil”. Por lo pronto, sigue vivo tu legado y “El Candil”. Ya sabemos que el mar de la vida y de la muerte es cruel y se lo traga todo, pero mientras notemos ese surco en el agua estarás vivo en nuestro recuerdo. Adiós, amigo.

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