Hoy es 11 de diciembre, una fecha que está forjada en ocre y en azul para las gentes de Talavera de la Reina, Puente del Arzobispo, Puebla de Méjico y Tlaxcala. La UNESCO, hace 5 años, declaraba la técnica para hacer cerámica de estas cuatro poblaciones Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Ese orgullo que deberían sentir los oriundos de nuestra tierra se embarra, nunca mejor dicho, con las últimas noticias que llegan desde el Consistorio talaverano para abrir la puerta a una adjudicación pública de decoración –y cito literal– de “cerámica con características y creatividad de estilo talaverano o EQUIVALENTE”. Son 340.000 euros del ala.
Los que estamos enamorados de ese bello arte y lo consideramos único, nos resistiremos siempre a que se le pueda comparar, corromper o considerar algo EQUIVALENTE. Más incluso en un día como hoy.
De hecho, para este proyecto se consultó a un comarcano más que ilustre, Tomás Alía, para que aportara sus conocimientos al respecto pero a la vista está que se le debe haber dejado de lado. Vaya hoy también mi pésame para él y toda su familia por la reciente pérdida de su madre, la insigne Pepita Alía, embajadora mundial del bordado de Lagartera, al que tampoco podríamos encontrar ningún EQUIVALENTE.
Si salimos de la decorativa efeméride que hoy se pretende celebrar, aunque me da la impresión que va a deslucirse sobradamente, debemos mirar un poco más arriba para vislumbrar los últimos pechos de lata mostrados por algunos paisanos incoherentes que rayan la indecencia. Recuerden esas palabras del diputado talaverano de VOX Manuel Mariscal ensalzando el franquismo como una época poco menos que brillante en las relaciones sociales de este país y de progreso en todo lo demás. Ahí está el pato, cuando anda como un pato, grazna como un pato y nada como un pato… pues es un pato. Fascista, pero pato.
Eso sí, aplaudido y secundado por otro congénere. El que a día de hoy marca el paso en el Ayuntamiento de Talavera, que ejerce como alcalde real y que se permite el lujo de celebrar el día de la Constitución en la ciudad cerámica pero ausentarse en el acto oficial de las Cortes regionales, que es de donde cobra por cierto. David Moreno se llama el personaje.
Y ya que hablamos de personajes es posible que veamos una extraña pirueta en el cruce de caminos marcado por el fugado Puigdemont que ha registrado una cuestión de confianza en el Congreso de los Diputados contra Pedro Sánchez.
Fíjense que es posible que éste, que quiere romper el Estado español tal y como lo conocemos hoy en día, puede liderar al grupo de quienes defienden aquello de una, grande y libre. Si esto no es desfilar con el paso de la oca… Extraños compañeros de viaje: Junts, VOX y PP. Si sale sí, se retratan y si sale no, también. Y Pedro Sánchez, mientras, acariciando su gato en la Moncloa.
Desde luego, el destino de este país tiene más recovecos que las filigranas de un pintor talaverano dibujando orlas en un panel cerámico. Lo pudo haber dicho Adolfo Marsillach en aquella película de los años 60 a cuenta de su extraña familia pero realmente las palabras son de Mariano Rajoy en el año 2006, “¡Joder, qué tropa!”.