Tras la celebración del cuadragésimo primer congreso del PSOE en Sevilla todo el mundo habla de Pedro Sánchez y de su táctica, de su horizonte o de su planificación a futuro.
Muchos me preguntan si le veo precisamente futuro, si creo que vaya a aguantar, si la andanada judicial que intenta cercarle será suficiente para que cese como presidente del Gobierno de España. Y, la verdad, con Pedro Sánchez todo es posible. Mis pocos conocimientos de política me dejan clara sólo una cosa: cuando Sánchez ha visto peligrar su futuro ha convocado elecciones y sigue en la Moncloa.
Y eso debe ser porque cada mañana, como un buen amigo me dijo alguna vez, se levanta pensando en sólo dos cosas: en Pedro y en Sánchez. A la vez que la incertidumbre sigue siendo la reina del tablero político, muchos piensan en Emiliano García-Page como viable alternativa a Pedro.
Algunos lo tienen como posibilidad segura e incluso muchos como inmediata. Pero creo que se equivocan de plano. Page es el actual presidente de Castilla-La Mancha con una mayoría absoluta de la que nadie en su partido puede presumir y que pocos en el PP pueden emular. Además, será reelegido en mes y medio al frente de su partido en esta región sin oposición. ¿Para qué entonces postularse hacia un enfretamiento que sólo podría tenerle a él como víctima?
Los que a día de hoy piensan en un pulso Sánchez-Page está claro que no se han enterado de nada, aunque eso en el conocimiento político de este país cada día se estila más. Se vive a golpe de red social y eso es bochornoso. Sobre todo porque millones de españoles están más interesados en quién ganó el otro día Masterchef, a quiénes han nominado en Gran Hermano o si quedan vuelos baratos para escaparse este puente. Eso sí, pasamos por alto –por ejemplo– el desconcierto provocado por Mayor Oreja con el negacionismo absoluto de Darwin y la evolución de las especies. ¡Mátame camión!
En este diciembre de 2024, imaginen que se diera un apagón informativo y todos los medios paráramos para que los españolitos se informaran a través del Manolo de turno diciendo lo que parece mejor en las redes sociales.
No harían falta más que 24 horas para saber quiénes son aquellos licenciados en Todología, esa ciencia que todo lo sabe, y ver cómo el caos real –no el que algunos quieren sembrar ahora– se apodera del mundo que conocemos.
Elijan medios de comunicación serios y de larga tradición para informarse, lo demás son quimeras, esos monstruos imaginarios que vomitaban llamas y tenían cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón; según el diccionario, aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero y no lo es.
Piensen un poco antes de hablar, cálcense sus propios zapatos y no intenten despedazar la carne sin tener destreza con el cuchillo, que pueden perder algún dedo en su atrevimiento.