Con motivo del cuarto centenario del fallecimiento del Padre Juan de Mariana, se han realizado numerosos actos este año que han puesto de manifiesto las diversas facetas del insigne jesuita, contrastando con la parquedad del centenario anterior en la Dictadura de Primo de Rivera en el que se dio primacía a su labor como historiador.
En artículos anteriores se han destacado las aportaciones del Padre Juan de Mariana relacionadas con la economía, que siguen vigentes al condenar la inflación, y con el buen gobierno, con consideraciones afines a las expresadas por Cervantes en su Don Quijote. Las reflexiones del Padre Mariana fueron rescatadas por políticos que desarrollaron su mayor potencial en la Primera República Española en la que se aprobó el privilegio de emisión del Banco de España, con la coincidencia de que en este año se cumple su ciento cincuenta aniversario.
Las investigaciones efectuadas han posibilitado igualmente que saliera a la luz un cuadro del Padre Mariana pintado por el talaverano Lorenzo Ginestal, con una imagen que debería de haber sido la del cuarto centenario, así como una “Estampa talaverana” inédita sobre el erudito religioso publicada por Heraldo de Talavera el 2-2-1929 con texto de Julio F. Sanguino Morales y un dibujo de su estatua realizado por el ceramista Juan Ruiz de Luna Arroyo.
A la conocida estatua del Padre Juan de Mariana en Talavera de la Reina, inaugurada en su honor en 1888 y ubicada en la plaza con su nombre, hay que añadir otras representaciones del ilustre humanista en notorias instituciones, como la Real Academia Española y la Biblioteca Nacional, que ponen de manifiesto su faceta como escritor.
En diciembre de 1863 la prensa informaba que Francisco Vidal y Castro, joven escultor gallego discípulo de la Academia de San Fernando, había entregado a la de la Lengua una bella estatua en escayola del Padre Juan de Mariana, en actitud de escribir la historia, que había presentado en la Exposición de Bellas Artes del año anterior y que mereció grandes elogios. Ese evento tuvo lugar en la antigua Fábrica de La Moneda que estaba recién construida en la entrada del paseo de la Fuente Castellana, sitio que ocupan actualmente los Jardines del Descubrimiento en la Plaza de Colón, al lado de la Biblioteca Nacional de Madrid. La Sala XIII estuvo dedicada a escultura y, entre otras obras, se expuso la estatua del Padre Mariana con el número de referencia 348.
La Real Academia Española dispuso que la estatua recibida se colocase sobre un pedestal de madera imitando mármol blanco. Con posterioridad, Vidal y Castro se convertiría en un destacado artista y, al resaltarse su obra en 1891, se citaba a la hermosa estatua del Padre Juan de Mariana existente por entonces en la biblioteca de la Real Academia Española. En la actualidad se desconoce el destino de esa estatua, siendo el último dato del que se tiene constancia de 1901 con motivo de su restauración por el propio escultor.
En relación con la Biblioteca Nacional, cabe señalar que en esa Institución se conservan las obras del Padre Juan de Mariana al igual que las de otros insignes escritores. De su amplia producción literaria se pueden citar algunos títulos, como Historia general de España o el Discurso de las enfermedades de la Compañía que datan del siglo XVII, junto con otros libros que se imprimieron en el siglo siguiente, destacándose el Tratado y discurso sobre la moneda del vellón que al presente se labra en Castilla y de algunos desórdenes y abusos. Su obra se completa con ediciones posteriores del siglo XIX, como Del rey y de la institución de la dignidad real, hasta diversos libros publicados recientemente dado el interés que siempre ha despertado el célebre escritor talaverano.
Por otro lado, el edificio de la Biblioteca Nacional de España contiene medallones en su fachada con bustos de personajes destacados de la literatura. En la parte de la escalinata principal se encuentra el del Padre Mariana, que se ha resaltado en la fotografía, junto con los de Fray Luis de León, Quevedo y Calderón.
Como antecedente, cabe señalar que la decoración de la fachada principal del Palacio de Biblioteca y Museos Nacionales, junto con la del Museo Arqueológico Nacional, salió a concurso el día 13 de abril de 1891 y las bases de estatuas, bustos y esfinges fueron redactadas por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. El medallón con el busto del Padre Mariana fue confiado a principios de 1892 a Juan Vancell, que lo terminó en septiembre de ese año. Este escultor realizó igualmente otros medallones y la escultura de Miguel de Cervantes que adorna la entrada de la Biblioteca Nacional de España.