Tomás Rufo se convirtió en el centro de atención ayer en el cuarto festejo de la Feria de Otoño, celebrado en la emblemática plaza de toros de Las Ventas de Madrid.
Tras una intensa expectativa entre los aficionados, el diestro de Pepino desató una ovación en el coso madrileño al dar una vuelta al ruedo después de lidiar al sexto toro de la tarde, un astado de la ganadería de Puerto de San Lorenzo.
Acompañando a Tomás Rufo en el cartel se encontraban también Román y José María Manzanares. Rufo fue el encargado de cerrar la jornada, y su actuación con el sexto toro fue memorable.
Con un buen recibo capotero a la verónica, logró conectar con el público desde el inicio de su faena, destacándose por la ligazón de sus tandas con la mano derecha y la profundidad de sus naturales. La entrega del toro permitió a Rufo mostrar su mejor toreo, culminando la faena con un final por bajo y una media estocada. Aunque la presidencia no atendió la petición del público para concederle una oreja, Rufo se llevó una fuerte ovación y dio la vuelta al ruedo, disfrutando del reconocimiento de la afición.
Román, por su parte, brindó al público su actuación con el segundo toro, también de Puerto de San Lorenzo. Su faena estuvo marcada por tres series de mucho peso con la mano derecha, aunque el toro, que buscó las tablas en los momentos finales, obligó al torero a esforzarse en su labor. Al final, Román fue ovacionado tras ejecutar una serie de bernardinas y una media estocada.
José María Manzanares tuvo un día complicado al enfrentarse a un lote venido a menos. Su primer toro, de Puerto de San Lorenzo, mostró humillación al inicio, lo que le permitió ejecutar algunas tandas de calidad, pero el astado no terminó de romper y se vino abajo. Su segundo toro, de La Ventana del Puerto, no le brindó oportunidades para brillar, resultando en una actuación sin gran trascendencia.