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Es lo que hay

Mercadona y una piña boca abajo

Moisés de las Heras
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Moisés de las Heras

Escrito por Moisés de las Heras, colaborador de La Voz del Tajo

martes 10 de septiembre de 2024, 09:00h

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¿Qué? ¿Qué tal les ha ido el verano? ¿Ha ligado usted mucho con eso de la piña bocabajo? Está claro que nos aburríamos tanto en verano que necesitábamos alguna gilipollez para entretenernos. Usted mandaba a sus hijos a por el pan, puesto que no tenían clase, y con el calor y el aburrimiento han hecho un coctel de hormonas y, pues claro, se han puesto a idear tonterías.

Y es que el aburrimiento hace milagros, señora. Luego, esos mismos muchachos se harán mayores y votarán. Los mismos que van a ligar al Mercadona con una piña. Los mismos. “¡Y qué tonterías hacen, vive Dios! ¡Si se ocuparan de cosas más interesantes!” “¡Ah!, ¿sí? ¿Más interesantes, dice usted?” “Pues sí, más productivas. Así, ¿cómo van a ser responsables?” “¿Y cómo?” “¿Que cómo, señora? Yo se lo voy a decir. ¿Qué pasó con el aceite de palma? ¿Ya no se acuerda? ¡Sí, mujer, aquellos productos elaborados con aceite de palma! ¡Malo, malo, caca el aceite de palma, eso no se come! ¿Cómo era aquel asunto? Se hizo viral en su día. Ya no lo recuerda porque ya no rige, claro. Y, dígame, ¿qué come usted ahora, pasado el tiempo? ¿Ha vuelto a los Donuts?

Ahora lo que está de moda es otra cosa, ¿verdad?. Es lo de la piña. El aceite de palma fue hace años y ya nadie se acuerda. Y dígame, ¿estarán aún los productos fabricándose con aceite de palma en las estanterías?”

“¡Y a mí que me cuenta!”

“Es verdad. Yo a usted qué le cuento. Bueno, pues a ver si para este mes de septiembre o para octubre, cuando pasen estos calores, nos renovamos. Cuando vuelvan a clase, será. ¿El aceite de palma? Lo que ahora está de moda es el de oliva. ¡Y el cambio climático, claro, eso nunca pasa de moda! O los antitaurinos. O quizá la inmigración... ¿Begoña Gómez? Dani Sancho en Tailandia, claro. ¡Que ya ha salido la sentencia! Por cierto, tengo que comprarme un Air Fryer, que ya va siendo hora. Ya lo tiene todo el mundo, y yo quiero estar de moda. A ver si lo encuentro en Amazon... Que, por cierto, ese muchacho era cocinero en Tailandia. ¿Y descuartizó a un pobre hispanoamericano? Pues no sé si sabrás que era el nieto de Sancho Gracia. ¡Sí, sí, del Curro Jiménez ese!, y… ¿qué echan en Netflix? Por cierto, ¿se ha muerto algún famosete? A ver si se muere alguien conocido y le sacamos los trapos sucios, por Dios, que ya va siendo hora de que se muera alguien y nos demos el gusto. Un famoso viejo, claro. O una folclórica. ¡Ay, qué ver, cómo pasa el tiempo!

Y has oído lo del niño de Mocejón. No hay que olvidarse del niño de Mocejón, pobrecito. Pero, ¿me decía usted del aceite de palma? Ya ni me acuerdo. Porque claro, pasa el tiempo y nos olvidamos. ¡Pero no vas a pensar ahora en el aceite de palma cuando nadie lo tiene en cuenta! ¡Por Dios, qué antiguo es usted! Hay que estar al día, a lo que manda la prensa y los periódicos, a ver si nos vamos a bajar del carro de la moda y nos va a dar un “penterre”. Ahora, lo que se lleva es la piña boca abajo, que estamos en verano. Eso de llevar en el carro una piña boca abajo en el Mercadona para ligar, es muy “in”, que el verano es largo y aburrido.

Pero ya se acabó, por fin. Llega el frío y… hay que acordarse del cambio climático, que no se olvide, y de los toros, y de la violencia de género, a ver si sucede alguna historia chula y podemos reabrir el asunto de la violencia, que está muy muerto… ay, qué chiste tan macabro me ha salido… y han detenido a unos futbolistas, ¿no? Pues eso, que los ricos también lloran, que para eso son ricos. Y hablando de muertos, el niño de Mocejón… ¡ay, pobrecito!, y la polémica de si había sido un negro o no había sido un negro, que es lo que importa. El niño no, por supuesto, ese no importa. Ni el loco que lo mató. Al loco ya lo habrán encerrado y nos olvidamos. Se acabó. Ahora lo que prima es… la piña boca abajo.

Y hablando de primas, tengo que comprar un horno de esos en Amazon Prime, un Air Fryer. ¿Y Dani Sancho en Tailandia? Vuelta con Dani Sancho. Digo: ¿por qué no lo traen a España? ¡Con aquellas cárceles tan salvajes que no miran por los derechos humanos! Extraditar, se dice, ¿no?

¡No vas a pensar ahora en el aceite de palma, teniendo al pobre de Dani Sancho en Tailandia, vamos, por Dios!”

“El aceite de palma, sí. ¿Y Julen, el niño que se cayó a un pozo? ¿el asesinato de Jamal Khashoggi, aquel ruso? ¿Y Ana Julia? ¿Y los chalecos amarillos en Francia? ¿La Garbancita feliz? ¿Se acuerda usted de la Garbancita feliz?” ¿Y que pasó con los refugees de Siria? ¿Dónde paran ahora? ¿Sigue la guerra en Siria?”

“Pues ahora que usted me lo recuerda, me acuerdo, pero ya no me acordaba”. “¿Y el beso de Rubiales? Pues de ese tampoco me acordaba. Hay que estar a la moda.

Por cierto, que ya han salido ticktokers de esos para recordarnos que lo de la piña boca abajo es un truco de Mercadona para que recordemos el super y vayamos allí a comprar. Ay, sí, Mercadona, diana de todos los dardos. Como es una empresa española, pues claro, la sacamos los trapos sucios. La ponemos verde. Lo que no hacemos con Carrefour, con Lidl o con Aldi, lo hacemos con el Mercadona ese. Que se joda el Juan Roig. Porque esos de Carrefour y Lidl no son españoles, aunque suban los precios de igual manera. Solo Mercadona es de aquí. Español. Que se fastidie. Cancelamos a Mercadona porque ya lo dijo Bartina: si habla mal de España... es español. Pues eso. Maravilloso”.

Así, las olas del mar de la prensa depositan a la orilla de nuestras casas, a través de las televisiones y las redes sociales, su basura diaria, una tras otra. Basura de moda para que nos entretengamos. La muerte de niños, el mérito de los famosos que fallecen y los esfuerzos empresariales no importan tanto como la mierda que se puede extraer de ellos. Porque la mierda nos entretiene. Pero la mierda hay que renovarla de vez en cuando y por eso, cuando se seca, la olvidamos y necesitamos mierda de refresco. Y así vamos, mierda tras mierda, hasta nuestra la muerte final.

Van pasando los años y perdemos nuestro escaso tiempo libre en estas mierdas, forraje patrocinado y proporcionado por la masa social, el gobierno de turno y los periodistas, que se apuntan a lo que salga con tal de vender. Solamente mierda de calidad. Noticias falsas, bulos, Fake News y valoraciones negativas. Lo bueno no interesa. Se sacan las sombras porque las sombras venden y las luces confunden.

De vez en cuando, los periodistas barren la playa y se llevan al estercolero del olvido la mierda seca que pasó de moda. La muerte de Mateo o la piña del Mercadona también. Todo eso lo apartan para dar paso a otras noticias que estarán de moda este mes, que vendrán arrastradas por las olas del bulo y la miseria. Otras permanecerán más tiempo: el caso de Dani Sancho, el caso Koldo, el caso Ávalos, Begoña Gómez, la independencia de Cataluña, pero caducarán tarde o temprano como el beso de Rubiales.

Mierda que vendrá de nuevo a ensuciar nuestras playas. Y así siempre, sin dejarnos vivir tranquilos ni siquiera una puñetera temporada. A ver si vamos a tener la mente despejada para leernos un libro que no esté de moda.

“Por cierto, ¿qué echan en Netflix? Me tengo que comprar un Air Fryer en Amazon.”

Todo eso.

¿Y usted se pregunta que va a ser de sus hijos en un futuro, con tanto tiempo de ocio como derrochan, todo el día con la cabeza incrustada en el móvil, yéndose al Mercadona a poner una piña boca abajo, porque se aburren? ¿Qué van a votar mañana? Pues yo le diré lo que van a votar. Reflexione usted mismo y piense en cómo le tienen comido el tarro a usted también con tanta noticia que llega a su playa y que dura lo que tarda la prensa en cargarlo en el volquete del olvido. Piense en el tiempo que pierde pensando en esas cosas que no son importantes. ¿Que qué es lo importante? Pues… ¿no sabe qué es lo importante? No, no lo sabe porque usted revuelve y revuelve en la mierda que le ofrecen y no saca “res”. No distingue una mierda de otra.

Pero claro, no está usted ahora como para reflexionar sobre el asunto. Porque está la vuelta ciclista, que le tiene pendiente del Mallot amarillo. Pues, ¡hala, guapa, hala, siga usted!, ¡a ver si se va a perder al líder de la montaña, subiendo el Alpe Duez… o como se llame la montañita esa. Le dejo y no le distraigo más. Siga, siga.

Ah, que ya acabó la vuelta. Pues a otra cosa. A lo que mande la televisión.

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