La Policía Nacional ha desactivado un punto negro de distribución y venta de drogas situado en un edificio ocupado del casco histórico de Toledo que estaba siendo utilizado por los detenidos como centro de operaciones para llevar a cabo su actividad criminal. En su interior, no sólo vivían los tres presuntos traficantes que ya han sido detenidos, si no que además distribuían estupefacientes y permitían a sus "clientes" consumir las drogas que adquirían.
La investigación policial se inició a raíz de una información anónima recibida a través de la página web de la Policía Nacional en la que se
alertaba de la posible actividad criminal que se estaba realizando en este edificio, al que acudían numerosos consumidores llegando a producirse incluso
"colas" para acceder al interior.
Los agentes comprobaron tales hechos, llegando a determinar que el edificio estaba habitado por tres personas -dos varones y una mujer- quienes utilizaban las tres plantas del mismo para el tráfico de drogas. En la planta baja realizaban las entregas de droga a la mayoría de los consumidores, en la
primera planta ocultaban la sustancia estupefaciente y además la utilizaban como domicilio, mientras que la segunda planta estaba destinada a zona de
consumo para que aquellos "clientes" de mayor confianza pudieran consumir con toda tranquilidad la sustancia recién adquirida.
En el registro de las tres viviendas, que tuvo lugar el pasado 3 de noviembre, se hallaron 3,129 kilogramos de cogollos de marihuana, así como 5 gramos de
cocaína y 38 gramos de hachís dispuestos en dosis preparadas para la venta.
También se incautó una báscula de precisión, 915 euros en efectivo, numerosas armas blancas y una pistola de balines.
A los tres detenidos se les han imputado los delitos de tráfico de drogas y defraudación de fluido eléctrico, ya que la luz que consumían en las viviendas procedía de una conexión ilegal a la red pública.