Tipos de interés fijo

Igual pensaron que les iba a hablar de economía. Nada más lejos. De hecho, permítanme entender como “Deuda Pública”, aunque resulte un poco forzado, la que generan los partidos políticos con los ciudadanos a cuenta de los compromisos para gobernar.

Con la Deuda Pública pasa como en cualquier casa, antes de pedir un crédito y endeudarnos hay que pensarlo y repensarlo. Por cuanto y con quien, cuanto nos cuesta y en qué plazo se devuelve.

Y al igual que en economía vamos a distinguir entre bonos, letras y obligaciones si se emite a corto, medio o largo plazo.

Ejemplo de BONOS, los acuerdos de la primera legislatura entre PSOE y Podemos, con expectativa de vencimiento rápido y más bajo rendimiento de la inversión. Las LETRAS han vencido con el final de la legislatura pasada, mayor interés, estabilidad y rendimiento. Y OBLIGACIONES son las comprometidas en el acuerdo entre PSOE y Sumar prolongando el plazo y la petición de crédito.

En política, recurrir al mercado de deuda también implica “tipos fijos de interés”. Es importante no confundir esta expectativa, como le ha ocurrido a Feijoo que buscaba interés variable y se ha descapitalizado con el hundimiento de VOX, a la espera de la recuperación del mercado.

Pero es aún más importante diferenciar entre los intereses, “de tipo fijo”, como pueden ser los de Puigdemont, que piensa que el Estado puede asumir como deuda cualquier coste y pagar sus intereses, los de los separatistas, sin tener en cuenta que la inversión en deuda del Estado también conlleva riesgos.

De “los tipos fijos de interés” donde encontramos a Pedro Sánchez y Yolanda Díaz con una firme voluntad de continuar con una agenda de gobierno cargada de reformas sociales que afectan a un amplio espectro de la ciudadanía, pero enredados en la incertidumbre de negociaciones imposibles de entender por lo difícil de ser explicadas para conseguir los apoyos parlamentarios necesarios para superar la investidura.

Y los “tipos de interés fijo”, que son los que realmente se pagan por la Deuda Pública y tienen determinado el plazo y la cuantía. Donde el banquero es garante de seguridad y confianza para que nadie se llame a engaños.

Creo que en eso estamos un espectro muy grande de españoles/as. Adquiramos “OBLIGACIONES” o renegociemos la deuda en una nueva emisión. De esto último tengo la impresión que por fin se ha dado cuenta el empresariado catalán, al que debo reconocer que estaba echando en falta desde hace semanas, por haber estado siempre a la sombra de Convergencia, de Unió y de sus sucesores se llamen como se llamen, ahora Junts.

No me dirán que no es curioso, además, que sean los empresarios catalanes los que pidan contraprestaciones a la amnistía exigiendo la renuncia a la unilateralidad de los separatistas y la implicación del Partido Popular.