En las primeras décadas del pasado siglo XX el éxodo rural hacia las ciudades aumentaba y comenzaba a cobrar fuerza en España. Para intentar frenar la despoblación del campo el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes decretó en octubre de 1921, por vía de ensayo, la creación de campos agrícolas anejos a las Escuelas nacionales de niños en poblaciones rurales.
Para conseguir este fin, los campos agrícolas tenían como objetivos primordiales transmitir a los niños el amor al campo y un aprendizaje basado en la experiencia y la práctica, que les permitiera conocer los factores de la producción (plantas, el suelo y el clima), la aplicación de los mismos, para una acertada elección y práctica de los diferentes procedimientos de cultivo y recolección, y los factores económicos de rendimiento, es decir la relación entre gastos y beneficios obtenidos. En palabras de Agustín Nogués, Inspector de Primera Enseñanza, publicadas en 1925 en un artículo sobre los campos agrícolas en las “Hojas divulgadoras” del Ministerio de Fomento “no se trata de que la escuela forme verdaderos agricultores, sino de iniciar la enseñanza profesional del labrador, procurando que el niño salga de la escuela … con el espíritu abierto a toda innovación, instruido en las verdades primordiales de la Ciencia agronómica moderna, con espíritu y hábitos de observación razonada, y preparado para entender y aprovechar los consejos de las experiencias de los agrónomos y vulgarizadores científicos”.
Al tratarse de un proyecto en vías de ensayo que no podía implantarse a la vez en todas las escuelas de España, se establecieron por parte del Ministerio una serie de prescripciones que debían cumplir los solicitantes para la concesión de un campo agrícola, entre las que destacan que el campo escolar agrícola tuviera al menos una extensión de una hectárea; estar anejo o lo más cerca posible de la escuela; instalarse principalmente en terreno de secano; ser propio del municipio, arrendando por el ayuntamiento o por el solicitante o cedido por particulares; fomentar un aprendizaje basado en la experiencia y los modernos procedimientos de cultivo (empleo de fertilizantes y abonos químicos, selección de semillas para un mayor rendimiento, ensayo de variedades nuevas de producción, alternancia de cosechas, preparación del terreno, uso de maquinaria agrícola moderna, estudio del clima local, llevando un registro meteorológico diario para lo que contarían con un pluviómetro Hellmann y un termómetro de máxima y de mínima, aplicación de una contabilidad agrícola sencilla); o que los maestros encargados de los campos tenían que tener conocimientos y competencias agrícolas, elaborar un plan de cultivos teniendo en cuenta el terreno, el clima y las plantas de cada localidad y llevar un registro de todas las operaciones, gastos e ingresos del cultivo.
El maestro don Antonio Lenguas y Lázaro presentó la instancia de solicitud de la Escuela nacional de niños de Camarena para la creación de un campo agrícola en el municipio, acreditando su solvencia y competencia en materia agrícola o la disponibilidad del terreno, junto a la Memoria en la que detallaba la organización del campo agrícola y los cultivos y principales demostraciones que iba a llevar a cabo durante el primero año. Sin embargo, y a pesar de cumplir con todos los requisitos establecidos, debido a la falta de crédito disponible, Camarena quedó fuera de esta primera fase del proyecto, en la que se presentaron 77 solicitudes, de las que 45 cumplían las todas las prescripciones, pudiéndose crear inicialmente según la Real orden del 17 de diciembre de 1921 únicamente 25 campos agrícolas. Una Real orden que disponía asimismo que se tuvieran en cuenta, para cuando existiera mayor crédito destinado al proyecto, las peticiones de los pueblos que habían quedado excluidos de esta primera fase, entre ellos Camarena.
En agosto de 1922, una nueva Real orden, anunciaba la existencia de crédito para la instalación de nuevos campos agrícolas anejos a las Escuelas nacionales, estableciendo que los solicitantes que habían quedado en “reservas” en la convocatoria de 1921 remitieran una instancia manifestando que seguían interesados en la creación del campo agrícola. Camarena presentó nuevamente su solicitud, aprobándose en la Real orden de 2 de octubre del 1922 la creación del campo agrícola en la localidad, que quedó bajo la dirección del maestro de escuela don Antonio Lenguas y Lázaro.
El campo agrícola de Camarena, que posiblemente se instaló en la zona de la “Huerta Abajo, según creen recordar varios vecinos de la localidad, estuvo en funcionamiento y siempre bajo la dirección del maestro don Antonio Lenguas y Lázaro desde finales de 1922 y hasta muy probablemente el inicio de la Guerra Civil en 1936, habiéndose documentado el abono de la asignación o subvención anual de 1000 pesetas concedida por el Ministerio al campo agrícola de Camarena, para gastos del mismo (cultivo, semillas, abonos, etcétera), hasta diciembre de 1935.
La Real orden de 17 de octubre de 1921 establecía asimismo la asistencia de los niños una vez a la semana al campo agrícola para presenciar y explicarles las operaciones agrícolas realizadas, interviniendo estos únicamente en los trabajos más sencillos y apropiados para su edad, y la organización de cursos de ampliación y perfeccionamiento para los maestros directores de dichos campos.
Unos cursos en los que el maestro de la escuela de Camarena y director del campo agrícola, don Antonio Lenguas y Lázaro, participó muy activamente, habiéndose documentado su asistencia en el “Curso de agricultura para maestros” impartido en 1924 en el Grupo escolar Cervantes (Madrid), donde se impartieron lecciones de pedagogía (metodología y organización de la enseñanza de la agricultura en las escuelas), agronomía (nutrición orgánica, suelos, plantas, abonos, selección de semillas, agrimensura, experiencias agrícolas), economía y contabilidad agrícola o meteorología, y en el “Curso de Viticultura” impartido en la también localidad toledana de Méntrida a finales de 1925.
En la provincia de Toledo se crearon, además del de Camarena, campos agrícolas en otras cuatro localidades: Esquivias, en 1921, bajo la dirección del maestro don Edmundo Ruiz Yagüe; Ajofrín, también en 1921, con dirección del maestro don León Román Barbero Gómez; Guadamur, en 1922, dirigido por el maestro don Andrés Hornillos de León; y en Méntrida, en 1925, nombrándose director del campo a don Ángel López Mazzantini, alcalde del municipio.
Con este artículo divulgativo el historiador y académico de la RABACHT Rubén Pérez López pretende dar a conocer los “campos agrícolas”, un proyecto pionero de enseñanza de la agricultura en las escuelas españolas de los años 20 y 30 del siglo XX, que no ha sido hasta la fecha abordado por los historiadores y que despertó su interés y curiosidad al caer en sus manos una fotografía con los alumnos y el maestro director del campo agrícola de Camarena. La siguiente parada de su investigación será la publicación de un artículo científico, en el que ya está trabajando, donde abordará más en profundidad la historia del campo agrícola de Camarena y no descarta, en un futuro, un estudio y publicación de más calado sobre los campos agrícolas en la provincia de Toledo.