Hace 23 años que la vida del talaverano José Ángel de Jesús Encinas se vio truncada. Un 20 de agosto del año 2000 la banda terrorista ETA asesinó al agente de la Guardia Civil, de 22 años, y a su compañera de servicio, Irene Fernández, de 32 años y natural de Gijón.
A pesar del tiempo, Talavera no olvida el fatídico suceso. 23 años después el dolor aún no se ha ido de la Ciudad de la Cerámica, que cada 20 de agosto recuerda aquella tragedia.
Mañana, lunes 21 de agosto, a las 20:30 horas se celebrará una misa en el Convento de las Madres Bernardas para recordar a José Ángel y su compañera Irene.
FUERON ASESINADOS POR UNA BOMBA LAPA
Ambos guardias civiles estaban destinados en el puesto de Sallent de Gállego (Huesca) y fallecieron cuando iniciaban su jornada laboral, a las 6.00 horas, mediante una bomba-lapa -colocada por el etarra José Ignacio Guridi- en el coche oficial donde iban a hacer la ronda diaria.
El artefacto, provisto de un temporizador, un dispositivo antimovimiento y tres kilos de dinamita; hizo que el la agente Fernández Perera saliera despedida 10 metros del lugar de explosión y muriera en el acto; mientras que el guardia civil talaverano falleció cuando era trasladado en ambulancia hasta el Hospital Provincial San Jorge, de Huesca.
A la capilla ardiente acudió el ministro de Interior de entonces, Jaime Mayor Oreja, que declaró que ETA debía estar “muy orgullosa” al asesinar a “dos jóvenes guardias civiles de 22 y 32 años”. Al día siguiente, los cuerpos fueron trasladados a las localidades natales de los dos guardias civiles asesinados.
Los terroristas José Ignacio Guridi Lasa, Aitor Aguirrebarrena Beldarrain y Asier Arzalluz Goñi fueron condenados como autores materiales del crimen y Javier García Gaztelu, alias Txapote, como inductor.
TALAVERA
Más de cinco mil personas asistieron a la despedida de José Ángel, hijo de guardia Civil, y que llevaba meses en la localidad de Sallent de Gállego. Antes de llegar a la localidad de los Pirineos de Aragón, estuvo destinado en Hinojosa de San Vicente (Toledo), donde fue nombrado hijo adoptivo pocas semanas después de su asesinato. En 2005, la 'Ciudad de la Cerámica' inauguró el Complejo Deportivo José Ángel de Jesus Encinas, en su honor.