La fiesta eucarística del
Corpus Christi es un
símbolo universal de la ciudad de
Toledo. Una tradición que hunde sus raíces en lo más profundo de nuestra historia y que se manifiesta en estos días en todo su esplendor, trascendiendo la dimensión espiritual para convertirse en una expresión sensorial y cultural en un entorno patrimonial inigualable.
Durante siglos, generaciones de toledanos y toledanas han mantenido, renovado y actualizado el Corpus, contribuyendo con ello a conformar una gran fiesta que mantiene intacto su sentido religioso con el Cuerpo de Cristo Sacramentado procesionando por las calles de Toledo como eje esencial, pero que ha adquirido una importante proyección ecuménica.
Toledo y el Corpus conforman una asociación que ya es imposible comprender por separado. Nuestra ciudad se transforma, mostrando lo mejor de nosotros mismos; el Casco Histórico se engalana, las flores y los reposteros adornan calles y plazas y la emoción se desborda durante el recorrido del Santísimo en la Custodia de Arfe, acompañado por un ilustre cortejo de hermandades, cofradías, capítulos e instituciones que secundan bajo palio el desfile por un Toledo entoldado.
Todo ello confluye en la actualidad en nuestra Semana Grande, nuestro periodo festivo de mayor relevancia y reconocimiento que el Ayuntamiento de Toledo engrandece año tras año con un amplio programa de actividades culturales, lúdicas y de ocio organizadas con la colaboración de la Junta Pro-Corpus, el Arzobispado, el Cabildo Catedralicio y diversas entidades, empresas y servicios municipales que hacen posible la celebración de estos eventos.
Vivirla, sentirla y disfrutarla al máximo es un privilegio que tenemos los toledanos, las toledanas y los visitantes que compartimos estas jornadas y que tienen en la procesión de este jueves la máxima expresión de lo que es Toledo y de lo que somos como vecinos y vecinas de esta gran ciudad.
Como alcaldesa, este sentimiento se multiplica y se amplifica. Es un honor representar a la ciudad en su Día Grande, toda una dosis de autoestima, de convencimiento en lo que somos, de dónde venimos y hacia dónde nos dirigimos en un futuro construido sobre los sólidos pilares de nuestro pasado.
Con la esperanzada mirada hacia ese futuro, debemos afrontar la celebración de nuestro Corpus Christi como expresión de una realidad toledana que ha sabido perdurar en el tiempo, superando los más diversos avatares de la historia y aglutinando en torno al mismo los esfuerzos e ilusiones de la mayoría de toledanos y de las toledanas.
Con este sentimiento de máxima expresión de nuestro toledanismo y con la mano en el corazón os deseo a todos y a todas un feliz Día del Corpus Christi.