La consejera de Igualdad y portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández, ha celebrado la condena de cárcel -4 años- contra un celador del Hospital de Guadalajara que abusó de una paciente -ocurrió en 2020-. "Estoy satisfecha de que haya caído todo el peso de la ley contra el agresor", ha asegurado Fernández al ser preguntada sobre esta cuestión en la rueda de prensa para dar cuenta de los acuerdos aprobados en el Consejo de Gobierno de esta semana.
"Aquí no hay discusión de ningún tipo. Y desde luego como Gobierno nos alegramos que haya una sentencia en la que se resarza de alguna manera a la víctima", ha afirmado.
Dicho esto, la titular de Igualdad ha defendido que, en términos generales, "los protocolos funcionan, la ley funciona" y, por ello, está contenta de que "haya caído todo el peso de la ley contra la agresor". No obstante, ha manifestado que "ojalá no se hubiera producido una situación tan lamentable en un hospital público".
Sobre el hecho de que las imágenes de las cámaras de seguridad que estaban en el pasillo del hospital se borraran antes de tiempo, Blanca Fernández ha señalado que "hay que intentar aprender de los errores". "Si se borraron las imágenes en 15 días y era obligatorio tenerlas 30, hay que saber que esto puede pasar".
"No se había dado nunca en el sistema público de salud, no nos había ocurrido nunca, y desde luego, una vez vista la situación, lo que está claro es que no puede volver a pasar bajo ninguna circunstancia", ha aseverado Fernández.
No obstante, se ha puesto "en la piel" del gestor de un hospital o del gestor de un centro de salud, y su dificultad "para poder saber lo que pasa en cada uno de los rincones de cada una de las habitaciones". "Es imposible", ha apostillado.
"Pero habida cuenta de las circunstancias", ha proseguido la consejera, "lo que tenemos que tener meridianamente claro es que cualquier víctima tiene que estar protegida al máximo y aprender de esos errores". "Yo con esto no quiero cuestionar una decisión que en un momento determinado se tomase, sino aprender y saber que cuantos más prudentes seamos muchísimo mejor", ha finalizado.
LOS HECHOS
Los hechos ocurrieron en el verano de 2020 y la víctima fue una joven que estaba ingresada por un trastorno de conducta alimentaria. El celador, que había sido contratado de forma eventual por la pandemia, tuvo varios acercamientos con la joven. La situación más grave se produjo el 23 de julio cuando la obligó a realizarle una felación. Después le pidió, según El Confidencial, que no dijera nada "porque le hundiría la vida".