"Todos nos percatamos
rápidamente cuando perdemos la visión central porque es la que usamos para hacer cualquier cosa. Pero es muy difícil percatarse de la
pérdida de la visión periférica. Esto es lo que hace muy
peligroso al glaucoma, ya que hasta que no estamos en fases
muy avanzadas nos damos cuenta de la pérdida. Y, por si fuera poco, la visión perdida es irrecuperable".
Así lo advierte en una entrevista con Infosalus el doctor Royo, responsable del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario San Rafael de Madrid, quien destaca igualmente que el glaucoma es una enfermedad del ojo en la que se va perdiendo, "muy lentamente y sin dolor alguno", la visión periférica, y además sin que nos demos cuenta. Sostiene que puede aparecer a cualquier edad de la vida, desde bebés hasta ancianos; si bien indica que es más frecuente a partir de la quinta década de la vida.
Con ello, insiste en que en la inmensa mayoría de los casos no existen síntomas, y tan solo se puede detectar mediante exploraciones oftalmológicas, idóneas a partir de los 20 - 25 años de edad, donde tomar la presión intraocular (PIO), una prueba que se realiza de forma rutinaria en todos los exámenes oftalmológicos, y clave a la hora de detectar el glaucoma, "ya que en la mayor parte de los glaucomas el aumento de la presión intraocular es la causa de la pérdida de visión".
Cuando el glaucoma es avanzado también podemos ver cambios en una parte de la retina, según prosigue el doctor, y de color claro, que es el nervio óptico. "Este se torna pálido y excavado a medida que se va afectando", añade.
De esta forma, el glaucoma puede detectarse en la consulta del oftalmólogo, y a partir de tres pruebas elementales, aunque habría más, según describe el especialista del Hospital San Rafael de Madrid: la presión intraocular, el fondo de ojo (FO), y el campo visual (CV).
FACTORES DE RIESGO DE DESARROLLAR GLAUCOMA
Con ello, el doctor Royo resalta que el factor de riesgo más importante para desarrollar glaucoma es la edad. Con la edad la presión intraocular va aumentando y a partir de los 60 años el riesgo de glaucoma es mayor.
"El tener familiares con glaucoma aumenta la predisposición a padecerlo. Por lo que este grupo de riesgo debe ser analizado con mayor detalle. La miopía y la hipermetropía, sobre todo las de muchas dioptrías, también son dos entidades que aumentan la predisposición al glaucoma", avisa el oftalmólogo.
A su vez, apunta que el uso de fármacos como los corticoides, tanto en gotas como por vía sistémica, puede suponer otro factor de riesgo: "Es por eso qué los corticoides deben ser prescritos solamente por personas experimentadas. Todos estos factores de riesgo se pueden sumar, aumentando mucho el riesgo de padecer un glaucoma".
"El glaucoma crónico simple, que es con mucho, el más frecuente, se desconoce por qué se produce. Por lo que, los fármacos que se usan para su control solamente sirven para bajar la presión intraocular para que esta no cause daño en el nervio óptico. Los demás glaucomas son secundarios a enfermedades oculares como la uveítis, determinados tipos de cataratas, enfermedades tratadas con corticoides o con fármacos antidepresivos, traumatismos, entre otras", según detalla el doctor Royo.
EL TRATAMIENTO DEL GLAUCOMA
En última instancia, el responsable del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario San Rafael de Madrid recuerda que en el caso del glaucoma el tratamiento curativo, si no son secundarios, es tan solo paliativo. "No existe tratamiento curativo. Y va encaminado a bajar la presión intraocular con diversos tipos de colirios más o menos potentes, dependiendo de la cantidad de presión que tenga el paciente", aprecia.
En casos resistentes al tratamiento médico, este oftalmólogo indica que se practican diversas intervenciones quirúrgicas. "Pero también encaminadas a bajar la presión intraocular, no a curar la enfermedad. Como ya hemos mencionado, la visión que se ha perdido no es recuperable de ninguna manera y como la causa es desconocida, tampoco podemos actuar sobre ella", aclara.
Con todo ello, mantiene este experto, la prevención es la única manera de luchar contra esta enfermedad antes de que haga daño a nuestra visión: "Dado que carece de sintomatología son muy importantes las revisiones periódicas en el oftalmólogo. Cada dos años suele ser un periodo de tiempo razonable para las personas que no padecen problemas oculares. Si existen enfermedades o intervenciones quirúrgicas oculares, las revisiones serán con más frecuencia".