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INVESTIGACIÓN

Esta es 'joya' estaba oculta en un pueblo de Toledo
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Esta es "joya" estaba oculta en un pueblo de Toledo

El arqueólogo y académico Rubén Pérez López ha descubierto que se encuentra en un estado extraordinario de conservación, al mantener prácticamente íntegro el mecanismo de funcionamiento y el material sonoro

martes 14 de febrero de 2023, 09:36h

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La iglesia parroquial de San Juan Bautista de Camarena (Toledo) alberga, junto a otras joyas patrimoniales como la carroza barroca sobre la que procesiona la Virgen de la Caridad o su retablo mayor obra de Juan de Borgoña y Copín de Holanda, uno de los pocos ejemplos de órganos realejos o positivos históricos que se conservan, no solo en Castilla-La Mancha sino también a nivel nacional, y más aún en un estado tan extraordinario de conservación, al mantener prácticamente íntegro el mecanismo de funcionamiento y el material sonoro histórico.

Esto lo convierte, según todos los especialistas en el campo de la organería consultados por Rubén Pérez López durante su trabajo de investigación, para el que ha contado en todo momento con la colaboración, implicación y sensibilidad por su patrimonio de la parroquia de Camarena y de su párroco, el Rvdo. D. Miguel Molina Badajoz, en un elemento patrimonial único, de gran valor histórico y artístico, y con grandes posibilidades de restauración y puesta en uso. Un valor que aumenta, aún más si cabe, al ser uno de los escasos ejemplos conservados de esta tipología de órganos procedentes de una pequeña iglesia y localidad, ya que la mayoría de los órganos realejos que han llegado hasta nuestros días se encuentran en importantes catedrales, monasterios o museos.

Se trata de un órgano de reducido tamaño (2 m de altura, 0,80 m de ancho y 1 m de longitud), pero muy completo en posibilidades sonoras, estructurado en dos cuerpos, uno superior y otro inferior, que presenta decoración polícroma estucada, imitando el veteado del mármol, en tonos azules, blancos, ocres y verdes.

El cuerpo superior es una caja con forma de armario en cuya parte inferior se sitúa, cubierto y protegido por una tapa móvil, el teclado, que consta de cuatro octavas, 45 teclas, con la octava grave corta. Siendo, muy probablemente y a falta de un estudio más detallado del órgano, un teclado partido, característica propia y exclusiva de los órganos ibéricos y de los virreinatos americanos.

La caja-armario presenta, por encima del teclado, dos puertas que se abren y que albergan o esconden, junto al propio teclado, el mecanismo de funcionamiento del órgano: el secreto (habitáculo herméticamente cerrado donde está el depósito de aire y el mecanismo que hace que los tubos suenen y donde se encajan estos), los juegos de tubos o tuberías y los tiradores de los registros situados en los laterales de la caja-armario, que sirven para manejar unas tabillas de madera o correderas, que están perforadas con un agujero por cada tubo.

El cuerpo inferior alberga el mecanismo manual que proporciona el aire al órgano, dos fuelles, que eran abiertos y cerrados por una o dos personas, y el conducto de aire que hacía posible que el aire producido en ambos fuelles subiera al secreto para almacenarse y posteriormente subir y salir por los tubos.

Por el momento, no se ha hallado documentación histórica relativa al órgano realejo en el Archivo Parroquial de la iglesia de San Juan Bautista de Camarena, un realejo que al menos en la segunda mitad del siglo XX se sabe estuvo en la ermita del Cristo de la localidad. Aunque si se ha documentado una inscripción manuscrita en el secreto del órgano: “Josef Monzón Año 1790”, que permite datarlo al menos o como mínimo en el año 1790 y establecer como posible autor al maestro organero toledano José Monzón.

Sin embargo, y a la espera de un estudio más exhaustivo tanto de la documentación histórica como de la estructura y característica del órgano, no puede descartarse en el estado actual de la investigación una autoría diferente y una cronología del órgano anterior al año 1790, entre los siglos XVI-XVIII, correspondiendo, en caso de confirmarse esta hipótesis, la inscripción del secreto no a la autoría y fecha de construcción original del órgano, sino a la autoría y fecha de una gran obra de “compustura”, de restauración del mismo.

En este sentido, la caja-armario del órgano puede ser pista de un estilo renacentista sobrio, pero también puede ser indicio de un estilo de finales del siglo XVIII (estilo neoclásico), momento en el que las líneas de las cajas de los órganos se caracterizan por ser lo más rectas y sobrias posibles, con la intención de acabar con el barroquismo de las anteriores, estilo que en cronología coincidiría con la inscripción del secreto del órgano “Josef Monzon Año 1790”.

En su investigación, Rubén Pérez, ha descubierto que en los años 60 del pasado siglo XX la Sociedad Española de Amigos del Arte ya fue consciente de la importancia y valor patrimonial del órgano realejo de Camarena, incluyéndolo y exhibiéndolo en su exposición de 1967 “La Música en las Artes Plásticas”, que se celebró en los bajos de la Biblioteca Nacional, quedando constancia documental de la presencia del órgano en la muestra tanto a través del propio catálogo-guía de la exposición como de la prensa del momento.

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