La bronquiolitis por lo general afecta a los niños menores de dos años, con una edad pico de tres a seis meses. Es una enfermedad común y algunas veces grave.
La causa más frecuente es el virus sincicial respiratorio (VSR), otros virus que pueden causar la bronquiolitis pueden ser: adenovirus, influenza o parainfluenza. Más de la mitad de los bebés están expuestos a este virus en su primer año de vida.
La portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández, ha indicado este martes que la región sufre un incremento de la presión hospitalaria por infecciones respiratorias como la bronquiolitis, aunque ha descartado que los servicios sanitarios se encuentren próximos a la saturación.
SÍNTOMAS
El virus se propaga si se entra en contacto directo con las secreciones de la nariz y la garganta de alguien que tenga la enfermedad. Esto puede suceder cuando otro niño o un adulto que tiene un virus:
- Tose o estornuda cerca y las diminutas gotitas que lanza al aire luego son inhaladas por el bebé.
- Toca juguetes u otros objetos que luego son tocados por el bebé.
La bronquiolitis se da con mayor frecuencia en los meses de otoño e invierno que en otros momentos del año. Es una razón muy común de hospitalización de niños menores de un año durante el invierno y comienzos de la primavera.
El período de incubación va de los 2 a los 8 días, comúnmente entre 4 a 6 días. El cuadro clínico se inicia con síntomas de vías respiratorias altas como rinorrea, estornudos y tos, con o sin fiebre. En un periodo de 1 a 4 días, la tos se hace más persistente, apareciendo irritabilidad, rechazo de la alimentación, dificultad respiratoria consistente en uso de musculatura accesoria con tiraje, aumento de la frecuencia respiratoria y/o quejido espiratorio.
La dificultad respiratoria de intensidad creciente alcanza su máxima expresividad en 24-48 horas, momento en el que se producen la mayoría de los ingresos hospitalarios, para después mejorar gradualmente. La apnea puede ser el síntoma más llamativo en los pacientes menores de un mes.
La duración habitual de los síntomas es de 12 días (aunque un 9% puede seguir presentándolos a los 28 días) pero con una duración de la dificultad respiratoria y la dificultad para la alimentación entre 6 -7 días.
Generalmente no es necesario hacer exámenes ni radiografías para diagnosticar la bronquiolitis. El doctor puede identificar el problema observando al niño y escuchando sus pulmones con un estetoscopio.
Quizás el médico también te pregunte si hay signos de deshidratación, especialmente si tu hijo se ha negado a comer o beber, o si ha estado vomitando. Los signos de deshidratación incluyen ojos hundidos, boca y piel secas, aletargamiento y orinar poco, o no orinar.
¿CUÁNDO ACUDIR AL PEDIATRA?
Siempre hay que acudir al pediatra cuando hablamos de lactantes con síntomas catarrales que presenten los siguientes signos de empeoramiento clínico:
- Dificultad para respirar: aumento de la frecuencia respiratoria, del trabajo respiratorio (aleteo nasal, el tiraje grave y/o quejido).
- Pausas de apnea (el niño deja de respirar durante algunos segundos).
- Agitación, irritabilidad o decaimiento.
- Mal color general: palidez, piel reticulada y/o cianosis.
- Rechazo del alimento o vómitos persistentes con señales de deshidratación tal como boca seca, llanto sin lágrimas y disminución en la cantidad de orina.
En caso de presentar alguno de estos síntomas acudirá a urgencias para ser valorado por el pediatra con la mayor brevedad posible.
TRATAMIENTO
Se basa fundamentalmente en medidas de soporte. No se deben utilizar antibióticos de forma rutinaria en la bronquiolitis aguda ya que el principal agente causal es el VRS. Se recomienda valorar su uso en los pacientes que presentan signos clínicos de gravedad y/o alteraciones en la analítica sanguínea que muestre indicios de coinfección o sobreinfección bacteriana.
En los casos leves, las medidas de control en el domicilio son:
- Desobstrucción de la vía aérea superior con lavados de suero fisiológico y aspiración, sobre todo antes de las tomas.
- La postura del lactante en la cuna debe ser semiincorporado.
- Evitar irritantes ambientales como el humo del tabaco.
- Asegurar que toma líquidos por boca: si no los tolera, ofrecerle pequeñas cantidades frecuentemente.
- Se recomienda fraccionar y/o espesar las tomas, si se objetiva dificultad para la ingesta.
- Vigilar posibles signos de empeoramiento o alarma antes mencionados.
- Controlar la temperatura varias veces al día.
- Procurar un ambiente tranquilo: no molestar al lactante con maniobras bruscas, en la medida de lo posible, ponerle ropa cómoda y amplia, evitando el excesivo arropamiento.
- No se recomienda el uso de mucolíticos, antitusígenos o descongestionantes nasales para el tratamiento de la bronquiolitis aguda.
- Si la evolución es buena, se recomienda control sistemático por Pediatría a las 24- 48 h.
En el ámbito hospitalario, igualmente, la monitorización ha de ser minuciosa. Ha de evaluarse y registrarse la situación general, el trabajo respiratorio, la frecuencia respiratoria, la SatO2 (saturación de oxígeno).
- Nebulización con suero salino hipertónico (SSH 3%): se utiliza tanto en la urgencia como en pacientes ingresados. Favorece el aclaramiento de las secreciones mucosas mostrando efectos beneficiosos. Aunque su utilidad es controvertida, estudios han demostrado la reducción de la estancia hospitalaria.
- Oxigenoterapia: los niños con dificultad respiratoria grave y/o cianosis y/o SatO2 < 92% deben recibir oxígeno suplementario para corregir la hipoxemia.
- Broncodilatadores: no se recomienda su uso de forma sistemática. En caso de que se considere oportuna la utilización de un broncodilatador, se recomienda realizar una prueba terapéutica y sólo continuar con el tratamiento si existe respuesta clínica.
- Glucocorticoides: no se recomiendan para el tratamiento de la bronquiolitis aguda, en ninguna de sus formas de administración.