Lo de la presidenta de Madrid es de traca. Realmente se ha convertido en un reclamo publicitario, pero de esos estrambóticos que pretenden solo llamar la atención sin importar para nada la venta del producto, un producto que suele ser innecesario.
La última ocurrencia del juguete de Miguel Ángel Rodríguez es para empezar a pensar cosas raras. Le deben haber contado una película sobre el cable transoceánico que une América y Europa diciéndole a Ayuso que la megaautopista de datos con más de 6.000 kilómetros de fibra óptica tiene paso y parada en Madrid.
Y es cierto, pero no ha reparado que al salir del Atlántico se entierra en Lisboa y, ¡oh, sorpresa!, discurre antes por esta tierra, concretamente por la ciudad que me vio nacer, Talavera de la Reina.
Dice doña Isabel que será Madrid quien mande, reparta y decida sobre los datos, esa mercancía del futuro. Pero no repara que ese cable que parece ser solo suyo está bien aprovechado ya en Castilla-La Mancha, en una ciudad que es la sede española del proyecto europeo Gaia-X.
Aquí ya están trabajando multinacionales en el Centro Regional de Innovación Digital y hay compromiso real de la llegada de META. Y todo ello como el pequeño David talaverano frente al monstruoso Goliat madrileño.
¿Se imaginan que de pronto en Talavera se corta accidentalmente el cable de los datos, ése que dice Ayuso que pasa y para en Madrid? Piensen por un momento lo que ocurriría en todo Madrid si esto llega a ocurrir… tendríamos a una Ayuso acalambrada con un cable pelado.
En fin, que las ocurrencias siempre son eso y solo eso… ocurrencias. Claro que la presidenta madrileña debe estar afligida estos días deshojando margaritas para encontrar al sustituto de Toni Cantó en la oficina de defensa del español. Igual ni lo encuentra.