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OPINIÓN

Al comanche herido

Julio Martín convalece —y se recupera— en Toledo de un percance serio
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Julio Martín convalece —y se recupera— en Toledo de un percance serio

El incomparable Julio Martín —que se inició en La Voz del Tajo como contador de cosas del deporte y la política— se recupera satisfactoriamente en Toledo de un serio percance sufrido días atrás. Muchas personas se han interesado por su estado preguntando a este firmante, y en su nombre y el de la familia quiere darles las gracias con este artículo

Por IGROSO
lunes 22 de agosto de 2022, 20:00h

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He permanecido unas semanas con la pluma voluntariamente encorvada para tomarme un respiro. Aunque lo cierto es que ya nadie me reclama —como a vos— las crónicas deportivas, las rimas o los dardos, atinados o desviados, que antaño nos situaron en el obelisco de obligada lectura para los agentes públicos. Aunque fuera únicamente para esgrimir una sonrisa —espero que socarrona— con lo de “la puta base, los posos en el tintero, el tu verás o el velaíle; el alucina vecina, el vaya tropa, la chistera mágica, el manda huevos o el román paladino” para no cansar, por Manitú, al territorio comanche”.

Hoy me apetecía volver y por otra cuestión muy diferente, ahora que una flecha envenenada se ha clavado de pleno en la diana del corazón de alguien muy especial. Ha habido suerte, AMIGO, y claro que me alegro —nos alegramos— y te aseguro que somos muchos. Y supongo que en tu reposo —el del jefe de la tribu— ya te lo habrán hecho llegar; al menos a mí han sido incontables para mostrarme el cariño y aprecio de los muchos amigos que te has labrado en tu trabajo y esta profesión de contar cosas.

Y de ese contar cosas voy a extraer algunas que te podrán ser de utilidad para la nueva vida que te espera y que has de asir con la garra que desde que nos conocemos —ya hace 35 años— y que tú mismo has dejado impreso. Te lo hago llegar desde tu Extrema-DURA donde viste la luz hace ya más de 60 años para alegría de unos padres trabajadores y humildes, que te vieron crecer y soñar. Ellos te enseñaron a cultivar el sentido de la AMISTAD y tú aprendiste a solventar las cuitas para fortalecer el AMOR hacia los tuyos sin reservas; como siempre hiciste con la pluma, la máquina de escribir o el ordenador: dando sentido a la vida, la que ahora te han querido robar. Pues que esperen que no es momento.

Igroso y Julio Martín en imagen del 12 de abril de 2019. Alberto Retana, director, a la izquierda de la imagen

Mientras reposas pacíficamente, guerrero comanchero, para salir de la cueva con las fuerzas necesarias, se me agolpan los recuerdos, y son tantos que no todos tienen cabida. Pero de algunos si haré referencia por si te sirven en lo que de aquí en adelante te espera. Como aquel estreno de noviembre de 1992 en mi “hija putativa”, que la envidia secuestró, —La Voz Deportiva— para definir al Talavera de Juan Bermúdez y Díaz Pablo. “Excesiva cirugía” se titulaba tu columna de opinión de estreno; y hablabas de “en la mesa de operaciones se quedaron el rigor en el marcaje —Ortega—; la calidad imaginativa en defensa—Ricardo—; la comunicación entre el cielo y la tierra —Flores— y encima de todo, los pulmones y el corazón —Barcia, Luisito, Rafa, los dos Pozo y Herrero— de una línea media que es, quién puede dudarlo, el verdadero centro de operaciones donde se fraguan las alegrías y las penas futbolísticas”. Delicia de crónica entonces y puro ejemplo para las generaciones de ahora, preocupadas tan solo del copia y pega. ¡Qué lástima! No?

Nunca es tarde si la dicha es buena” has escrito más de una vez en tus columnas. Y así vas a tener ocasión de saberlo el último día de este me de agosto para alegría de todos vosotros. “El acoplamiento y la compenetración de técnico y club es fuerte, y para bien o para mal casi disoluta. El Talavera CF actual se muestra y Díaz Pablo demuestra ser, tozudo en planteamientos; alegre y diverso en fichajes; nervioso y dubitativo en competición; enigmático en cuanto a intenciones filosóficas y procedimientos; agridulce en unos partes finales de guerra a los que no se consigue poner el ansiado sello de misión cumplida”.

Escritura —pura y dura en tus formas— treinta años atrás para constancia fidedigna en las hemerotecas. Con tu J. Martín de firma y ese personalísimo lenguaje que muchos hemos querido imitar y nos ha resultado imposible. Acaso porque como quedaste reflejado hablando del recientemente malogrado Juan Parra, “la suerte es para el que no sabe”, para aplicarle después lo de “un hombre que sabe, analiza, planifica y actúa, luego, con serenidad y coherencia”.

Podría seguir y seguir amigo Julito. Pero resulta imposible resumir en unas líneas todo lo que me provocas, y no por tu estado actual, sino desde la AMISTAD y el COMPAÑERISMO de años y años codo con codo y el “poso que queda cuando se goza y comparte mesa y despacho”. En el punto y seguido aquel entrañable escrito que una vez dirigiste al emblemático Lázaro Alcaide para decirle “cuando se tienen a la espalda 60 años, dos infartos y una trayectoria deportiva, uno se aplica cual feliz y prolífica parturienta, que se dilata con pasmosa facilidad para sacar a la luz nuevos y sorprendentes logros”. Y tú lo vas a conseguir; que nadie lo dude.

En el ocaso del espacio que hoy te dedico, qué mejor aplicación que la de nuestro Atleti y que situo en la portada del presente. Coraje y corazón porque “a veces la vida nos pone a prueba y, con la misma, dejamos al más vil oreo la pasta con la que cada cual está hecho o deshecho, que de todo hay en la viña del señor de los anillos y ovillos humanos o mundanos”, dejabas escrito no hace tanto.

Pero “tú verás”, te han mandado un “puto aviso a tu propia cabaña de la tribu comanchera donde moras; una puta flecha se te ha clavado en la diana de tu corazón, presumiblemente enviada por un rostro pálido, ennegrecido por el puto humo que emite el hombre blanco”. Ya no te cabe otra, querido cuate, que cambiar los hábitos por si alguien aún decidiera seguir contando con tu pluma. Y aunque será difícil porque nuestra raza en estos tiempos de ahora parece no tener cabida, ya no deberás “tensar más la cuerda; ni valen excusas ni paripés. O hace caso, o a la puta calle”, que hace bien poco recomendabas.

Porque sabes lo que te digo, que nuestro entrañable y llorado Rimaco y otros muchos cuates queridos, tendrán que esperarnos algún tiempo más. Que se lo tomen con calma, ¿no te parece AMIGO? Nos vemos en unos días…

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