Treinta marchadores en pos de un sueño continental... aunque cerca de la mitad vieron pronto que no podrían seguir el ritmo de los mejores. Selección natural. Al paso del segundo kilómetro sólo catorce, con los cuatro españoles pese al susto de la torcedura de tobillo de Ruiz al resbalar su pie izquierdo con la pintura húmeda del suelo, estaban en la batalla. Al paso del kilómetro seis, el grupo se reducía a once con Martín, García Carrera y Amezcua perfectamente posicionados. El francés Bordier veía su tercer aviso y finiquitaba sus aspiraciones. Uno menos.
Cuando el reloj se acercaba a la hora de carrera, con 15 km recorridos a menos de cuatro cada mil metros, el campeón de Europa en Berlín pasó al ataque. Hachazo de Martín con García Carrera intentando pegarse... y Karlstrom sufriendo y con una respiración aparentemente demasiado forzada. Gestos en la cara que recordaban a los del pasado martes, pero no entregaba la cuchara. De hecho, dos kilómetros después el que sufría era Diego y el sueco le pasaba como un avión y se iba a por Álvaro.
Los tres mil metros finales iban a ser de sufrimiento para Martín, por dos razones: Karlstrom apretaba y se ponía a nueve segundos y los jueces le tenía aun aviso del castigo. García Carrera también veía peligrar el bronce ya que por detrás venían como tiros Amezcua y el italiano Fortunato. Todo se decidiría en la última vuelta. Emoción, nervios y mucha tensión.
El oro estaba cerca y una segunda medalla para España entre Diego y Alberto también. Karlstrom se ponía el casco vikingo en señal de celebración de su plata, rendición aceptada. Y los jueces no sacaban sus palas.
Oro continental para Martín, que reedita su título tras Berlín 2018 con 1h:19:10 (marca personal), pata para el sueco y bronce para el madrileño con ascendencia de la vecina localidad de Navalcán, Diego García Carrera (1h:19:45). Abrazo entre ambos para historia y doblete patrio en el podio con Amezcua cuarto. Fantástica actuación de la marcha española. Una vez más.