Otra vez y he perdido la cuenta, el miedo está en nosotras, en las mujeres. Ahora no son sólo las violaciones en manada, llega una nueva atrocidad, el pinchazo. Y escuchamos: ten cuidado al salir.
Ya no sólo tengo que cuidar mi copa, tengo que tener cuidado porque en cualquier momento un energúmeno puede pincharme y no sabemos muy bien las consecuencias. Vuelven las confusiones, el no saber qué ha pasado, el miedo. El miedo sólo en las mujeres.
Estamos viendo cómo mujeres que han salido, con todo su derecho, a divertirse, a vivir igual que ellos, vuelven confusas, tienen miedo, no saben qué hacer, qué decir.
Los resultados médicos en algunas de ellas no son claros, te dicen que a lo mejor ‘sólo’ te han pinchado, como si eso no fuera una violación o como si no te pudiesen haber contagiado alguna enfermedad. Si te han inyectado alguna sustancia, ya ha desaparecido la mayoría de las veces, y eso si se denuncia la agresión, porque la mayoría no lo hace por diversos motivos.
Porque ante dos sentencias en las que un hombre por amenazar, agredir sexualmente y golpear a su trabajadora en el municipio murciano de Mula se librará de ir a prisión pagando una multa de 6.000 euros y asistiendo a un curso de educación sexual, y dos policías de Estepona que abusaron de una chica de 18 años evitan la cárcel por la ‘escasa probabilidad’ de reincidir, cómo nos puede extrañar que las mujeres decidan callarse.
¿Y qué hacemos en Toledo en plenas fiestas de agosto? Poco o nada.
Ya hay casos de mujeres que se han sentido agredidas, algunas pinchadas, y el equipo de Gobierno del Ayuntamiento no activa ningún protocolo especial. Sólo propone instalar algún Punto Violeta, algún día, un ratito, los demás días u horas los agresores parece que se quedan en casa. Puntos Violeta que, por cierto, no se indican en el programa de fiestas.
Y no vale decir que no tenemos denuncias, que no nos consta, porque no todas las agresiones se denuncian, muchas por falta de información que esos Puntos Violetas ofrecerían. La mayoría de las jóvenes no saben qué hacer, sienten miedo y vergüenza ante la confusión que genera cualquier situación de este tipo.
La sociedad tampoco ayuda, las campañas se centran en nosotras -ten cuidado, no vayas sola, tapa tu vaso en los bares- en lugar de incidir en ellos -si no sabes salir sin pinchar, violar, drogar, intimidar no salgas.
Por todo esto es insuficiente la postura de este equipo de Gobierno porque los acosadores están a todas las horas, en todas las fiestas. Tenemos el deber de parar esto, y no sólo con alguna foto, alguna campañita, unas horas.
Las mujeres tenemos el mismo derecho que los hombres a salir a las calles, a los parques, a los bares, a cualquier hora. A divertirnos, a pasear, a disfrutar, a vivir.