Todos sabemos que el calor extremo puede causar problemas de salud, pero ¿qué pasa realmente en nuestro cuerpo cuando suben las temperaturas? Cuando se alcanzan condiciones térmicas elevadas o se produce una exposición prolongada a altas temperaturas, se ponen en marcha una serie de mecanismos que permiten mantener una temperatura corporal constante.
El golpe de calor es sin duda una de las consecuencias más graves de las altas temperaturas, pero podemos sufrir otros problemas. Con el aumento de las temperaturas podemos padecer ataques de migraña.
Lo primero que le sucede al cerebro cuando experimenta mucho calor de forma continuada es confusión, las altas temperaturas afectan también al hipotálamo, lo que hace que nuestro carácter se altere. Pero cuando el hipotálamo no consigue regular la temperatura corporal es cuando se producen los golpes de calor. Si no se llega a tratar a tiempo el golpe de calor puede tener graves consecuencias que van desde una falta de coordinación hasta la muerte de las neuronas.
La deshidratación por encima del 2% del peso corporal también puede conducir a una pérdida de memoria a corto plazo. Además, debido al calor, nuestro cerebro padece una hiperexcitación, afectando nuestro descanso y provocando fatiga e insomnio.
Pero, ¿Qué es lo que podemos hacer para evitar la deshidratación y evitar los golpes de calor?: Hidratarse bebiendo al menos dos litros de agua al día, evitar la exposición solar, usar ropa cómoda y ligera, evitar bebidas alcohólicas y evitar el café, entre otras...
Para los neurocientíficos hay que tener mucho cuidado con la idea de que algunas personas toleran mejor que otras el calor a la hora de salir a hacer deporte, ya que se tienen más posibilidades de sufrir un golpe de calor, lo mismo se puede aplicar al tomar una bebida extremadamente fría con altas temperaturas en el ambiente, porque esto puede afectar al cerebro haciendo que se confunda y quiera retener la temperatura y se den las migrañas antes mencionadas.
Pero nuestro cuerpo está preparado para ello y nos manda señales de advertencia, como el micro dolor de cabeza que nos da cuando bebemos algo muy frío.