A un año de las elecciones en Castilla-La Mancha, las encuestas sobre los que podrían ser los resultados están a la orden del día. Dependiendo de quienes sean los que las encargan, así se mostrarán los resultados. Pero la realidad es que, de momento, poco o casi nada se sabe de los candidatables para los ayuntamientos. Aquí, por lo que nos atañe, uno procura leer a colegas y compañeros para empaparse de los posibles aspirantes a los sillones más importantes como los de Toledo y Talavera.
En una y otra los socialistas no parecen tener muchas dudas: dos mujeres —Milagros y Agustina— parece que cuentan con el respaldo del comité provincial, donde Álvaro Gutiérrez no tiene quien le “contradiga”, al menos por el momento. Más enjundia hay en los “populares” de Paco Núñez. Para “combatir” a Tolón he leído que “Carlos Velázquez, actual presidente del Partido Popular en la provincia de Toledo, es más que probable candidato a la alcaldía de Toledo”. La verdad es que no lo sé.
¿Y en la Ciudad de la Cerámica? Con certeza tampoco tengo conocimientos, aunque algo he indagado al respecto, pero sin mucha insistencia por mi parte. Todo apunta que hay una cierta “guerra de guerrillas” abierta en la dirección local con dos nombres en el “candelabro”, por ir a la absurda moda que alimenta a los guionistas de los shows televisivos y programas de zapping: Javier Gil y José Luis Gregorio dicen pueden ser los oponentes de Tita. Y “uno que es mayor, pero no tanto como para ser del Parque Jurídico”, Carmen Sevilla dixit, no sale de su asombro.
¿Y Santiago Serrano, me pregunto? Habrá que preguntarle a Paco Núñez porque he leído que pese a “algunas cosas que se cuentan” la vida interna del PP es muy tranquila en Castilla-La Mancha y la estructura regional está funcionando “a pleno rendimiento”. Pues muy bien. Punto y seguido para nuestro vate que le pone pimienta y sal al asunto. Tanto es así que para disipar las dudas que parece haber entre los “populares” talaveranos les ha propuesto otro candidato que nada tiene que ver ni con Gregorio ni con Gil. ¿Y quién es él? Pues sigan leyendo que nos lo ha dejado en romance y, como de costumbre, con un soneto final. Buen comienzo de semana, amigos lectores…
I
Con este caló y el estrés,
campeones hemos sido;
y es que tanta hemos tenido
con más de cuarenta y tres;
lo dijo en Antena tres
hoy don Roberto Brasero.
Una cosa yo sugiero:
mas me suena a contratiempo
que sea el hombre del tiempo
con apellido tan fiero.
II
Siendo, sí, de Talavera,
donde la Tita y Emiliano
sean la duquesa y el amo,
es preciso que pudiera
decirle a Santi Serrano
—sin darle siquiera un grito—
baje su tono un poquito
y juegue a talaverano.
Pues Paco Núñez, ¡paisano!
aquí nos importa un pito.
III
Y que el grupo popular,
se deje ya de jolgorio,
y decidan si es Gregorio
candidato a gobernar
en el nuestro Consistorio.
Mas si no diera el perfil,
dejen sea Javier Gil
quien a Tita le dispute
—y así nadie ya discute—
sillón d’este “cubil”.
III
Mas yo les diré una cosa
aquí; desde este mi atril:
no se salgan del redil,
que “pa” ganar a la rosa,
hoy tan recia y poderosa,
no son cuestiones sencillas,
—lo firma uno de Parrillas—
ni me parece oportuno
poner como número uno
al que va moviendo sillas
IV
a posibles candidatos.
Mas yo les propongo un pacto:
Obren ustedes con tacto,
sin zascas ni asesinatos
y manejen bien los datos.
Aquí se lo dejo escrito:
Han de elegir a Alvarito
—de Nuevas Generaciones—
por las válidas razones
de ser joven, guapo y altito.
V
Gratis lo dejo; que os llegue.
Pues además de abogado,
y siempre tan bien peinado,
es Marrodán, también Vegue.
¿Hay, sí, quien se lo deniegue?
Que con su pan se lo guisen
si lo apartan, sí; revisen
y elijan a otro mejor;
no porque sea mayor
será el que ustedes precisen.
VI
Si me dejan elegir,
claro lo tengo; clarito
que a ustedes lo solicito
con mi profundo sentir
y mi forma de escribir:
“pa” vencer a Tita y Tito,
—disculpen que lo repito
y dejen ya de ser bobos—
ni el Gregorio ni Riolobos:
tan solo sirve Alvarito.
VII
Mas por dejar algún pero
y a este asunto poner fin,
el Ciego del Berrenchín
—que saben es colchonero
y además un caballero—
le da la de perendengue;
—o sea, la de merengue—
que con los Austria, ¡pavor!
fue moneda sin valor,
muy similar a blandengue.
VIII
Aquí acabó la función
de mis versos y mi rima.
Se los dedico a mi prima
Bea de mi corazón
por tan sencilla razón:
—ahora mismo procedo—
católica de gran credo
y ejemplo de gran mujer.
¿Y si lo quieren saber…?
Viuda de Martín Robledo.
IX
¿Sería el vate quien es
si “pa” acabar el poeto
no terminara en soneto
este versado entremés?
Así he de hacerlo después.
Buen comienzo de semana
que por hoy cierro ventana.
Y le remito al lector:
la carta del director
que firma Alberto Retana.
¡No, para nada soy Quevedo!
Para que un soneto pueda ser bueno,
tendría, sí, que ser algo gracioso;
como lo son los que compone Igroso
cuando su musa le inspira de lleno.
Y sabiendo que a veces soy burlón
y que en más de una ocasión yo me excedo,
nunca jamás pretendí ser Quevedo,
poco acostumbrado a pedir perdón.
De ahí que si a alguno les he ofendido,
humildemente pido que me excuse,
que juro que no era ese mi objetivo.
Y si usted hoy se ha sentido muy herido
le ruego mil perdones. Nunca escribo
esperando, sí, que alguien me recuse.