La rosácea es una afección cutánea que provoca enrojecimiento y sarpullido en la cara. Según datos que maneja www.nutritienda.com, la empresa online líder en productos de salud y belleza, solo en España la padecen unos 4,2 millones personas, es decir, uno de cada diez pero apenas están diagnosticadas un 1 %. Tiene una mayor incidencia en personas de piel clara y en adultos de entre 45 y 60 años y, aunque afecta casi por igual a hombres y a mujeres, ellas suelen buscar antes soluciones que ayuden a minimizar las molestias y a mejorar el aspecto estético.
La rosácea es un problema crónico no contagioso que, la mayoría de las veces, no se sufre de forma permanente, sino que suele cursar con brotes, por lo que es importante prevenir su aparición. Los cuidados cosméticos mejoran notablemente los síntomas, alivian el malestar, retrasan los brotes y permiten mantener una piel saludable y con buen aspecto.
Las causas de la rosácea son desconocidas, aunque se piensa que el origen puede estar en un sistema autoinmune más activo de lo normal, antecedentes familiares, condiciones medioambientales o una combinación de todos estos factores. Para diagnosticarla no existe una prueba específica, pero el dermatólogo podrá saberlo con un examen de la piel, realizando una historia clínica y descartando otras afecciones. Los síntomas son variables, no tienen por qué aparecer todos y su frecuencia e intensidad son muy diferentes de unas personas a otras. Los expertos de Nutritienda.com nos muestran cuáles son los más comunes:
ENROJECIMIENTO
Suele aparecer sobre todo en la nariz y en las mejillas. Normalmente, tras unos días se aplaca, pero puede que los episodios tiendan a ser más largos cada vez que se producen.
INFLAMACIÓN
Especialmente en la nariz, donde la piel puede estar visiblemente engrosada, y las mejillas.
GRANOS
Se forman protuberancias, pápulas o pústulas en la frente, las mejillas, la barbilla... y algunas veces en forma de espinillas similares a las que causa el acné.
VENILLAS VISIBLES
Los vasos sanguíneos de la zona aparecen dilatados y formando arañas vasculares.
ARDOR, DESCAMACIÓN...
Las áreas afectadas de la cara provocan molestias, pueden notarse calientes y con una sensibilidad desagradable.
MOLESTIAS EN LOS OJOS Y LOS PÁRPADOS
Algunas personas también sufren síntomas oculares, como sequedad, picazón, irritación, enrojecimiento o lagrimeo, y párpados hinchados.
Las personas con rosácea pueden pasar largos periodos sin ninguna molestia, pero la reaparición es normal. A veces, hay pequeñas rojeces pasajeras que apenas se notan, pero otras el brote se dispara; las principales causas de estos son:
- Exposición al sol sin protección.
- Viento, frío o calor extremos.
- Bebidas muy calientes.
- Comidas picantes.
- Alcohol, especialmente el vino tinto.
- Ejercicio físico intenso, con sudoración y sofoco.
- Duchas o baños con agua muy caliente o muy fría.
- Estancia en lugares con exceso de vapor o humedad.
- Frotarse con la toalla en lugar de secarse con suaves presiones.
- Estrés.
- Ciclos hormonales.
- Ciertos medicamentos, incluidos algunos contra la hipertensión.
- Cosméticos inadecuados.
- Contaminación.
Dada la frecuencia de esta afección, generalmente leve, la cosmética suele ser un gran aliado en su lucha, por ello, los expertos de Nutritienda.com nos dan una serie de consejos:
PROTECCIÓN SOLAR
Hay que aplicarse, cada día, protección solar contra rayos ultravioleta con factor 50 y tratar de evitar, si es posible, salir de casa en las horas centrales de los días soleados. En caso de hacerlo, usar sombreros o viseras que den sombra a la cara. Y cuando haga frío, utilizar bufandas o pasamontañas que protejan el rostro.
NO FROTAR LA CARA AL MAQUILLARSE Y LIMPIAR SUAVEMENTE
Cuando utilicemos cosméticos, deberemos extenderlos sin frotar. Una buena opción es usar una prebase de maquillaje en tono verdoso antes de la base para disimular las rojeces y para retirarlos emplear limpiadores suaves. Es muy importante evitar las limpiezas agresivas y tras la limpieza, emplear aguas termales o hidratantes en gel o crema con fórmulas calmantes, antiinflamatorias, antioxidantes y vasoprotectoras, indicadas para las pieles con este problema.
CUIDADO CON LAS ETIQUETAS
Siempre deberemos elegir cosméticos que indiquen en su etiquetado que son adecuados para la rosácea, no irritantes, sin perfume, sin alcohol, sin mentol..., con ingredientes como retinol, ácido azelaico, aloe vera o extracto de regaliz. Además, los aceites de coco, lavanda, cúrcuma, té verde, aloe vera, emú, orégano... alivian y protegen.
LA ALIMENTACIÓN ES MUY IMPORTANTE
Hay que llevar una dieta equilibrada y variada, acompañada de suplementos alimenticios que pueden contener colágeno, vitaminas y minerales. En el caso de que la alimentación sea deficitaria, los complementos alimenticios a base de micronutrientes como la biotina, niacina, vitamina A o zinc son interesantes ya que contribuyen a que la piel se mantenga en buen estado, además de vitamina C, una que contribuye a la formación normal de colágeno para el buen funcionamiento de la piel y es un potente antioxidante.
LLEVAR UN REGISTRO
Es conveniente llevar un registro escrito de las causas que parecen disparar los brotes, de lo que aparentemente mejora el problema y de lo que lo empeora, aún así, en algunas ocasiones, es preciso consultar con el dermatólogo; por ejemplo, si el brote se da en menores de 14 años o mayores de 65, si no hay respuesta a los tratamientos cosméticos, si existen otros procesos dermatológicos que cursen a la vez; cuando las lesiones se extienden hacia los lados, el cuello, las orejas y el cuero cabelludo; si se dan síntomas oculares y en el caso de mujeres embarazadas. El especialista podrá prescribir fármacos de uso tópico o bien oral, como antibióticos, y, en casos extremos, podrá recomendar tratamientos con láser o cirugía, aunque hay que recordar que no se podrán eliminar los síntomas. Es importante ser constantes y no abandonar los tratamientos, ya que a veces la remisión es muy lenta, pero si no se trata, la rosácea puede empeorar.