Este lunes 30 de mayo España celebra el 40 aniversario de su ingreso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), viajamos en el tiempo para comprobar cómo el PSOE de Felipe González dio una voltereta político-ideológica al pasar del rechazo absoluto hacia la Alianza Atlántica a considerarla imprescindible para el país. Las crónicas del momento contaban que la excusa tenía un nombre: Europa. La realidad, otro: el temor a que Marruecos se anexionara Ceuta y Melilla.
Pero el el mencionado 30 de mayo de 1982, el entonces presidente, Leopoldo Calvo Sotelo, que había anunciado un año antes en su discurso de investidura la entrada de España en la OTAN la firmaba. Era la consecuencia directa de que ya en 1980, el Gobierno de Adolfo Suárez había empezado las negociaciones para incorporarse al bloque militar occidental, sobre todo por el empeño del entonces ministro de Exteriores, Marcelino Oreja.
Los socialistas habían estado impulsando su campaña "OTAN de entrada no". Además, exigían desde la oposición un referéndum para preguntar a los españoles sobre si era conveniente o no la adhesión al Tratado de Washington. Pero el tratado estaba firmado y España se había convertido en el país número 16 de la Alianza. No tardó en llegar el cambio de postura del PSOE de Felipe González, que en su primer gobierno —en 1984— se puso manos a la obra para lograr en apenas dos años convencer a los suyos y a los demás que había que pasar del "no" al "sí", con un lema antagónico: "Vota SÍ en interés de España".
Este ya viejo vate fue uno de los muchos españoles que se sintió engañado y hoy 40 años después les dejo el siguiente soneto:
OTAN de entrada NO
Dicen que se cumplen hoy cuarenta años
desde que mi España ingresaba en la OTAN.
¡Lástima; nos apalean y azotan
primero, sí, y después nos ponen paños!
Les juro que en contra de ello voté
convencido de que era innecesario.
Joven era, y algo revolucionario
y me engañaron como a más. ¡Lo sé!
OTAN de entrada NO, decía el PSOE.
Después el SÍ por interés de España,
que tenía una frágil democracia.
Es HISTORIA, más ya nadie me engaña.
Seguir dentro no me hace na de gracia
viendo como Putin a Ucrania roe.