Yo ya voy siendo mayor aunque siga disfrutando —pendiente, eso sí, de los tristes acontecimientos mundiales como la invasión rusa en Ucrania, la pandemia de la covid-19 o la última hora de la viruela del mono— de la madurez envejecida en esta Serena extremeña apacible y tranquila. Y es por lo que con tanto tiempo por delante me permite poder establecer axiomas sobre lo que nos está quitando la calma al mundo globalizado, que mi generación ha contribuido a crear: duelos y quebrantos de una convivencia que no atraviesa por sus mejores momentos.
Las redes sociales están contribuyendo a generar muchas divisiones a cuenta de todas las identidades que hay actualmente y que se mueve en torno a una polarización de todos contra todos. En este “divide y vencerás” siempre saldrán ganando los mismos: los líderes políticos que emergen queriendo ocupar los espacios nacionalistas o religiosos, que aunque siempre han estado ahí parece que habían pasado a segundo plano.
Pero no; no es así. Lo acabamos de comprobar con la reciente llegada a España del emérito Juan Carlos. Exabruptos de los unos y de los otros para aprobar su vuelta o exigirle cuentas. Y todo por exportar la propaganda de cada cuál y convertirla en verdad absoluta hacia unos ciudadanos petrificados —ingenuos y vulnerables— frente a sus mensajes, a lo que alguien muy vezado ha definido como “necrofilia política o ideas muertas, probadas una y otra vez, que siempre terminan aumentando catastróficamente la miseria, la corrupción y la desigualdad”. Y a todos éstos se les define como “charlatanes”.
Me importa un pimiento —no utilizaré los exabruptos que denuncio un poco más arriba— el jet privado del emérito y su coste para acudir a Sanaxenso; me la trae al pairo que Mbappé no venga al Real Madrid —y no porque sea republicano o colchonero— y me da lo mismo que Díaz Ayuso haya sido elegida —y vitoreada— presidente del PP madrileño. Pero es verdad que me preocupa que don Juan Carlos no dé las explicaciones oportunas —y las disculpas pertinentes— a los contribuyentes españoles sobre lo que la Justicia le ha exonerado. Es cierto que me interesa que no se paguen por el futbolista francés esos millones de los que hablan estando el mundo pendiente de una guerra, de la tarifa de la luz y de lo que el imbécil del Gobernador de nuestro Banco de España —Pablo Hernández de Cos— dice sobre las pensiones de todos nosotros cuando cobra 190.487,99 euros anuales. Y me molesta, claro que me molesta, que la señora Ayuso pronuncie en su discurso algo así como “no hay un gobierno bueno del PP sin su manifestación de la izquierda en su puerta”.
Todas estas cuestiones contribuyen a relanzar a los “charlatanes” que se aprovechan de los problemas globales, sabedores de que las mayorías de las democracias no están diseñadas para combatirlos. Nos sigue faltando esa sensibilidad y capacidad de lucha que se necesita para intentar hacer una sociedad de miras más altas para afrontar realidades como el cambio climático, la despoblación y las desigualdades, entre otras más.
Hoy he querido salir a escena porque no me gusta nada el legado que estamos dejando a nuestros nietos. Crisis, extremismos —o populismos de todos signos— que confluyen en enfrentamientos que deseo no vayan más allá de verbales y autócratas que cambian las seudoleyes para seguir en el poder no deben tener cabida ni dar un paso más al frente. Y ¿saben por qué? Porque debilitan aún más nuestras sensibles democracias.
Y en el epílogo, con mi querida Talavera de la Reina en plena “resaca isidril” pendiente de su amado CF Talavera SAD, que se juega su porvenir esta tarde a partir de las 20:30, van estos versos en décima espinela:
I
Me piden en Talavera
que verse un romance nuevo;
porque es mi deber yo debo
cumplir lo que prometiera.
Versos van de mi chistera
pa festejar que el equipo
esta vez sí ha dado el tipo.
Mas un poco de cautela…
En mi décima espinela
esto es lo que les destripo.
II
Del descenso se ha salido
ganando a la Cultural
con gran juego de Bourdal;
y es que el Racing ha vencido
al Athlétic; su filial.
La ruta a la salvación
tiene única condición:
No acabar en la mazmorra
es ganar en Calahorra
o que perdiera el león
III
en su visita a Madrid.
¡Qué tensa semana espera
para seguir en Primera!
¡Luchad, chavales, morid
y en las vísperas dormid
a pierna suelta. Y ganad!
Sois héroes de verdad
y juntos ya como hermanos
entrelacemos las manos.
Mas por si acaso, ¡rezad!