El grupo Japan Collaborate Cohort Study (JACC) de la Universidad de Osaka (Japón) ha realizado un estudio para evaluar el impacto de la modificación de las conductas de estilo de vida en la esperanza de vida a partir de la mediana edad.
Para esta investigación se realizó una encuesta a cerca de 50.000 personas entre 1988 y 1990 en 45 zonas de Japón. El objetivo era aumentar los conocimientos sobre los factores que contribuyen a la muerte por cáncer y enfermedades cardiovasculares.
Por este motivo, el cuestionario incluía componentes como la dieta, el ejercicio, la duración del sueño, la ingesta de alcohol o el hábito de fumar. A cada comportamiento saludable se le otorgaban puntos y de esta manera se analizó las modificaciones de estas conductas en la proyección de vida.
El estudio continuó hasta diciembre de 2009, momento en el que habían fallecido casi 9.000 personas pertenecientes a la muestra de la investigación. Ryoto Sakaniwa, autor principal del estudio, asegura que los resultados fueron muy claros: “Un mayor número de conductas saludables modificadas se asoció a una gran longevidad”.
Estos cambios fueron beneficiosos incluso para los individuos de 80 años o más y aquellos con enfermedades crónicas. Esto es un hallazgo de gran importancia, dado que las enfermedades crónicas han aumentado en todo el mundo y es una de las principales causas de muerte en edad avanzada.
Las conclusiones de este estudio contribuirán al diseño de futuros entornos sanitarios, enfoques de salud pública e incluso políticas que trabajen en colaboración con los pacientes para promover la elección de estilos de vida saludables.