Desde el pasado miércoles 20 de abril, la obligatoriedad del uso de la mascarilla en espacios cerrados ha dejado de existir salvo en determinadas excepciones como centros sanitarios o el transporte público.
En su día a todo el mundo le costó adaptarse al uso corriente de la mascarilla, pero ahora que su uso ya no es obligatorio es posible que también existan personas a las que les cueste deshacerse de ellas.
Silvia Álava, psicóloga sanitaria y directora del área infantil del Centro de Psicología Álava Reyes, ha hablado de este problema y ha afirmado que “es completamente lógico y normal que ahora nos cueste quitarnos las mascarillas porque llevamos dos años recibiendo el mensaje de que hay que llevarla y es lo que nos frena y nos puede librar del contagio de Covid-19, y ahora el mensaje cambia”.
Tras dos años y, gracias a la vacunación, la situación epidemiológica ha mejorado, permitiendo una vuelta a la normalidad cada vez mayor. Sin embargo, aunque la situación es menos grave, el virus no ha dejado de existir y es por ello por lo que muchas personas tienen miedo y respeto a desprenderse del uso de la mascarilla.
SÍNDROME DE CARA VACÍA
Varios expertos han acuñado este término y lo han relacionado de manera directa con la sensación de desprotección frente al virus y con las inseguridades de las personas.
En este sentido Álava explica que “estas personas se han acostumbrado a llevar la cara tapada durante dos años y a que no vean su rostro, a no mostrarse tal y como son, y esto ha hecho que alguien con pequeñas inseguridades no se haya tenido que enfrentar a ellas y ahora les cuesta exponer su rostro”.
Además, esta especialista reconoce que es un fenómeno que puede producirse en mayor medida entre los más jóvenes. Álava hace alusión, por ejemplo, a los niños de 10 años que ahora tienen 12 y su cara se ha transformado en el proceso de crecimiento y ahora el hecho de exponer su nuevo rostro les puede costar algo más.
“Creen que van a estar expuestos, que no les han visto la cara y les da miedo que se les puedan ver unos dientes que no estén perfectamente alineados o que tienen una serie de granos. Es habitual en esta edad sentirte más inseguro con respecto a tu cuerpo o tu cara. Antes veíamos cómo algunos adolescentes se tapaban parte del rostro con el pelo y en estos dos años lo han hecho con la mascarilla”, añade Álava.
CONSEJOS A SEGUIR
En primer lugar, esta psicóloga señala que el mensaje que hay que tener claro es que no es obligatorio quitarse la mascarilla, te la puedes quitar si quieres, es una posibilidad.
En el caso de las personas que tienen miedo a la desprotección frente al Covid, pueden optar por esperar a ver cómo evoluciona la pandemia y la incidencia de casos, e ir controlando la situación para decidirse a dar el paso de dejar la mascarilla.
Mientras que, en el caso de las personas con ciertas inseguridades, la especialista considera fundamental trabajar en la autoestima y seguridad propia. Y una vez se trabaje en estos aspectos lo recomendable es ir exponiéndose poco a poco e ir abriendo círculos cada vez mayores.
Además, con relación a las emociones que se puedan desarrollar a la hora de dar este paso, Álava aconseja acudir a especialistas, “cuando veamos que es algo que interfiere en nuestra vida diaria, y las emociones que nos genera no las sabemos controlar, es el momento de pedir ayuda”.