La fractura de cadera es una lesión que implica la rotura del cuello del fémur, es decir, el hueso del muslo, que es uno de los más largos y fuertes del cuerpo. Según datos que maneja TKE Home Solutions, la compañía líder en salvaescaleras para el hogar, la incidencia de fractura de cadera en España es de siete casos por cada 1.000 habitantes mayores de 65 años y afecta al triple de mujeres que de hombres. Además, se trata de una fractura grave que puede complicarse bastante, especialmente en el caso de las personas mayores, de hecho, tiene una tasa de mortalidad del 25 % y puede tener consecuencias de movilidad permanentes para quien la sufre.
FACTORES QUE MULTIPLICAN LA POSIBILIDAD DE ROMPERSE LA CADERA
Por lo general, asociamos esta lesión con las personas mayores. Ellas son las que más riesgo tienen de sufrirla, pero hay otros factores que multiplican la posibilidad de que nos rompamos la cadera.
Enfermedades: La osteoporosis es la enfermedad que más influye en una posible fractura de cadera. Los huesos se vuelven tan frágiles que un simple golpe o incluso un movimiento un poco brusco puede romperlos. Es habitual pensar que la fractura de cadera se produce tras una caída; sin embargo, es frecuente que primero se rompa el hueso (por ejemplo, al agacharse) y, por eso, se produce la caída. Además de la osteoporosis, hay otras enfermedades que afectan a la fortaleza ósea. Es el caso de ciertos trastornos relacionados con el sistema endocrino (por ejemplo, el hipertiroidismo), al igual que algunas enfermedades del intestino que afectan a la absorción de la vitamina D y el calcio, dos sustancias imprescindibles para unos huesos fuertes y sanos.
Si tenemos unos huesos débiles, por cualquiera de estos motivos, tener alguna dolencia que multiplique la posibilidad de una caída hará más probable la fractura. Así pues, las enfermedades que afectan al cerebro o al sistema nervioso (párkinson, demencia...) aumentarán el riesgo.
La edad: Conforme nos hacemos mayores, los huesos se van debilitando y hay más posibilidades de sufrir osteoporosis.
El sexo: Las mujeres sufren con mucha más frecuencia las fracturas de cadera. Esto se debe a que pierden densidad ósea más deprisa que los hombres debido principalmente a la menopausia. En ese periodo de la vida de una mujer, los niveles de estrógenos se reducen, lo que acelera la pérdida de masa ósea. De esta forma, las mujeres son las que más sufren la osteoporosis.
Algunos medicamentos: Ciertas medicinas influyen directamente en los huesos, como la cortisona. Si las tomamos como parte de un tratamiento, debemos tener en cuenta que habrá que vigilar las caídas y los golpes. Igualmente, tendremos más riesgo si los efectos secundarios de alguna medicina pueden afectarnos al equilibrio o producirnos mareos (sedantes, somníferos...).
Falta de nutrientes: La vitamina D y el calcio son esenciales para una buena salud ósea. Obtenemos esa vitamina principalmente de la luz solar y es importante porque ayuda a absorber el calcio.
Sedentarismo: La falta de actividad física debilita los huesos y los músculos, por lo que es probable que nos cueste más sostenernos sin esfuerzo.
Fumar y beber en exceso: El alcohol y el tabaco perjudican la regeneración y el correcto mantenimiento óseos. De esta manera, la masa ósea se degrada con mayor rapidez.
CÓMO REDUCIR EL RIESGO DE UNA FRACTURA DE CADERA
Prácticamente todas las personas que sufren una fractura de cadera necesitan operarse para arreglar la lesión. Y es habitual que quede algún tipo de secuela tras la intervención; pueden ser desde dificultades para moverse o, incluso, hasta una incapacidad permanente.
Por eso es esencial prestar atención a los factores de riesgo y reducirlos al mínimo. Los expertos de TKE Home Solutions han recopilado las claves en las que debemos centrarnos para minimizar la posibilidad de sufrir una fractura de cadera, especialmente entre las mujeres y los mayores de 60 años.
Tomar suficiente calcio y vitamina D: Es importante exponerse todos los días unos minutos a la luz solar para conseguir vitamina D. No obstante, aquellas personas que no puedan salir de casa, por ejemplo, deben acudir a otras fuentes de vitamina D, como los alimentos enriquecidos o algún suplemento.
En cuanto al calcio, hay muchos alimentos que nos lo proporcionan: lácteos (queso, yogur...), sardinas, almendras, avellanas, higos, garbanzos... Una dieta sana y equilibrada nos aportará fácilmente los 1200 miligramos de calcio diarios que necesita una mujer a partir de 50 años o un hombre a partir de los 70.
Hacer ejercicio moderado: La actividad física nos ayudará a mantener los huesos y los músculos fuertes y sanos. Pueden ser ejercicios sencillos, como salir a caminar, o actividades que ayuden a potenciar el equilibrio, como el yoga o el taichí.
Dejar de fumar y reducir el consumo de alcohol: Son dos sustancias que dañan la densidad ósea, por lo que es indispensable evitarlas, especialmente a partir de cierta edad.
Mejorar la seguridad del hogar: Evitaremos posibles caídas y golpes si mantenemos nuestra casa libre de obstáculos. Es recomendable retirar las alfombras, los cables sueltos o los muebles que impidan el paso sin dificultad. Igualmente, si tenemos problemas para andar, es útil optar por un bastón o un andador que nos facilite la movilidad y reduzca el riesgo de caernos. Asimismo, es probable que nos cueste subir las escaleras de casa, para lo que es recomendable contar con un salvaescaleras.
Incorporarse lentamente: La hipotensión postural u ortostática es una bajada brusca de la tensión arterial que se produce cuando nos levantamos deprisa después de haber estado bastante tiempo sentados o tumbados. Cuando esto se produce, nos sentimos mareados y débiles y podemos caernos. Por eso, es importante incorporarse despacio al levantarse de la cama o del sofá.
Vigila los efectos secundarios de los medicamentos: Somnolencia, mareos, debilidad... son varias de las molestias que multiplican el riesgo de caernos. Si tenemos alguna medicación que provoque efectos secundarios así, debemos extremar las precauciones.