Acaba ya el primer mes de 2022. Y lo hace con un par de noticias que, no por ya sabidas, nos deberían indignar un poco más si cabe.
Me refiero al informe de Cáritas y la Fundación Foessa (Fomento de Estudios Sociales y de la Sociología Aplicada) sobre la evolución de la cohesión social y consecuencias de la COVID-19 en España y al comienzo, si es que alguna vez se paró, de los procesos electorales en España.
No paro de darle vueltas a cómo todo esto (en realidad mi cabeza no para de dar vueltas a todo lo que me rodea y me parece injusto) está íntimamente relacionado y a de qué perversa manera nos divide cuando no dejamos de sufrirlo como conjunto.
Intentaré explicarme.
Lo del informe de Cáritas es un secreto a voces. Este informe no viene sino a señalar que quienes más tenían antes, ahora tienen mucho más.
Esta crisis, como todas las crisis en general, golpea más fuerte al más débil y al más necesitado.
Y cuando venimos de no haber superado la crisis anterior, pues el golpe es más severo, más dramático y alcanza a más personas en situación vulnerable.
La juventud, las personas migrantes, las mujeres y compatriotas de regiones ya de por sí deprimidas (zonas del Sur, del Este y de Canarias) son los que ven su presente y su futuro más comprometido.
Si eso, simplemente eso, no fuera poco motivo de indignación, están las elecciones en Castilla y León.
La región cabeza de turco del tejemaneje que se traen los partidos nacionales mayoritarios en nuestro país para ver cómo alcanzar el poder. Porque tampoco hay mucho más.
Una coalición que, más o menos, ha ido funcionando bien durante el período más dificil para gobernar cualquier territorio como ha sido la pandemia y que, de repente, decide romper la baraja y no agotar el mandato para el que habían sido elegidos.
Un clásico de la política española.
Y a todo esto,¿quién gana, quién pierde y por qué lo interrelaciono?
Pues lo hago de la manera siguiente: ganan los de arriba, los que más tienen que quieren tener más y lo consiguen; perdemos los de siempre, los de abajo, la gran mayoría desunida y bien mediatizada para seguir peleando entre nosotros siguiéndoles el juego, y lo enlazo porque creo que, en lugar de identificar a esa minoría que dirije a su antojo y en su propio beneficio, aumentando la brecha social entre ellos y nosotros, no hacemos otra cosa que discutir y odiarnos entre iguales.
Es contra esa minoría contra la que debiéramos unirnos sin otra pretensión que la de que repartan sus avariciosas y obscenas riquezas entre los que más lo necesitan. Y haciéndoles llegar bien claro el mensaje de que si quieren seguir en sus puestos de privilegio ha de ser a costa de gobernar para nosotros y no a favor de unos pocos.
Y esto, queridas personas que habéis llegado leyendo hasta aquí, es política. Y es ideología.
Porque otra de las grandes victorias de esa minoría cruel y avara es habernos metido en la cabeza que la ideología es mala porque nos separa.
¡No señores y grupos de poder!
La ideología es lo que nos debe unir. Porque somos más y porque tenemos razón.
No creo equivocarme al decir que el bipartidismo PP-PSOE es historia en nuestro país. Se siguen resistiendo porque es lo que les interesa, pero ya no deberíamos volver a eso. Espero.
Surgió Podemos y se mantiene, unidos a IU, como UP.
Ciudadanos explotó, en todos los sentidos posibles, y parece destinado a desaparecer.
El partido de las clases altas que se vende como del pueblo también sigue engordando sus fortunas heredadas bien apoyados por los medios de comunicación. (Esto daría para un monogŕafico)
Y aparece un nuevo factor, que ya existía, pero en forma de movimiento asociativo, como es el de la España Vaciada.
En general, todos, salvo UP, reniegan del concepto ideología al mostrarlo como algo malo, como algo que divide y que hemos de superar.
No hablamos ya del concepto izquierda-derecha tradicional porque bien que se han encargado de trasladarlo y reducirlo a la dicotomía comunismo-fascismo. Así, a las bravas.
Y yo que siempre habría creído que ser de izquierdas es estar con la gente de abajo y ser de derechas es estar al lado de la minoría poderosa que sólo quiere perpetuarse en el poder hereditario que poseen por ser quienes son.
¡Qué cosas!
Ahora, las candidaturas de la España Vaciada, que han estado haciendo un trabajo increíble para la gente de abajo, para las personas más humildes, para los olvidados por los de arriba, no quieren oir ni hablar de ideología y mucho menos que les etiqueten como de izquierdas cuando, precisamente, son lo más de izquierdas que por definición he visto yo en mucho tiempo.
¿De qué manera nos han manipulado tanto que algo tan básico en política es motivo de conflicto y división?
¿De verdad no nos alegramos de que estos movimientos surgidos desde abajo sean capaces de remover los sillones de los de arriba?
El mundo ha evolucionado mucho, y la política también, desde aquél siglo XVIII en el que el pueblo se sublevó contra sus reyes, pero la base de la lucha de clases, de los de abajo contra los de arriba sigue intacta e incrementada con estas crisis globales que ensanchan la separación social.
No sé qué nos deparará el futuro político en nuestro país ni en nuestra ciudad, pero deseo que todas las personas que queremos que la vida de las olvidadas, de las desfavorecidas, de las de abajo, de las que siempre soportamos el peso de hacer más ricos a los que más tienen a costa de nuestras penurias, no cometamos el mismo error de las pasadas elecciones y sepamos ver que sí, que la ideología importa, que querer hacer política para la mayoría es tener una ideología de izquierdas para estar al lado de quien más lo necesita y conseguir mejorar su presente y su futuro.
JUAN PEDRO AYUSO CAZORLA
PRESIDENTE DE XTALAVERA