Hoy, 24 de enero, se celebra el Día Internacional de la Educación y mientras nuestros dirigentes sacan pecho de su gestión educativa, a mí, como talaverano, me surge la misma pregunta de todos los años: ¿Por qué Talavera es la única ciudad de Castilla-La Mancha con más centros privados que públicos?
La respuesta me la sé, pero hagamos un poco de memoria.
Los conciertos educativos nacen de la necesidad. La necesidad de dar cobertura escolar a más personas de las que el sistema educativo público podía soportar allá por los 80. Se convence a ciertas personas de que inviertan su dinero en la creación de centros educativos porque se les iba a proporcionar el alumnado y se les iba a pagar al profesorado. Negocio redondo: pongo dinero propio y es el estado es que me consigue los clientes y encima me paga. Y así continúa hasta hoy.
El gobierno de turno mantiene negocios privados a costa de no invertir en sus propios centros y de recortar en su propio personal, porque ni los conciertos educativos ni el profesorado de religión ha sufrido los mismos recortes, ni mucho menos, en todos estos años. Ahora, las subidas sí son similares, faltaría más. Y ahí están los datos abiertos en la página de la JCCM para quién lo quiera comprobar. Sin embargo, las ventajas para los centros privados no terminan aquí.
Ahora, cuando se aproxima la fecha en la que solicitar plaza para un centro educativo el curso que viene, sale a la luz una de las mayores deslealtades y privilegios que tiene la educación privada sostenida con fondos públicos. La publicidad en medios de comunicación.
Siempre he pensado que el primer criterio de una familia a la hora de elegir colegio para sus criaturas es la comodidad. Comodidad en cuanto a proximidad al hogar, al trabajo, o a cuál sea la condición que nos facilite conciliar nuestras ajetreadas vidas. Que bastante es tener que hacer maravillas para sobrevivir a este sistema tirano como para complicarnos más la vida teniendo que desplazarnos de una punta a otra de la ciudad si lo podemos evitar.
Pero no toda la gente conoce qué centros le son más cercanos ni qué le pueden ofrecer. Por muchas razones que no vienen al caso y que son propias de cada persona. ¿Y de qué manera pueden darse a conocer los centros?
Pues los privados de la manera que les plazca: prensa escrita, radio, autobuses urbanos, vallas publicitarias, etc… porque son libres para destinar su dinero, el que ellos defienden como suyo pero que pagamos entre todas (chiringuitos, lo llaman otros cuando les interesa), a estos menesteres. Mientras, los centros públicos no pueden hacer eso porque los privados consideran que no es justo y que se trataría de competencia desleal. En serio, esto pasó así, se denunció y por eso no se permite hacer publicidad pagada a los centros públicos.
Por lo tanto, se podría decir que los centros privados sostenidos con fondos públicos actúan como el perro del hortelano. Por un lado, demandan dinero público y lo gastan a su conveniencia, y por el otro no permiten que se use dinero público para las mismas cosas que ellos sí lo usan. Negocio redondo.
Y mientras, en una situación de descenso del alumnado, en lugar de optimizar el dinero público y retirar conciertos que aumentan el gasto innecesariamente, se cierran colegios públicos, no se permiten desdoblar clases en colegios públicos (en privados sí), y se eliminan horas de clases de asignaturas básicas en beneficio de la religión católica que también está perdiendo “fieles”. Todos ganan menos la Educación.
Y ya otro día hablaremos de la Formación Profesional y de cómo el dinero está pagando titulaciones a costa del conocimiento.
¡Día Internacional de la Educación Pública, por favor!
Juan Pedro Ayuso Cazorla
Presidente de XTalavera