José Antonio Casado firmaba este artículo hace 45 años (19 de enero de 1977) en los que esta casa cumplía 25 años de actividad periodística. En una cena de fraternidad entre accionistas, redactores, técnicos y colaboradores que se celebró en un conocido restaurante de la ciudad, don Eduardo Villarín, consejero delegado de PREDESA, sociedad editora del periódico, anunció la petición para don Eladio Martínez Montoya de "la Medalla del Trabajo". Los sesenta y pico comensales aplaudieron y apoyaron la idea.
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Don Eladio Martínez nos susurra en un apartado: "He sido impresor porque tenía que ganarme la vida, como cualquier mortal. El periódico ha sido para mí, mi ilusión, mi hobby y mi mayor quebradero de cabeza".
Veinticinco años lleva editándose La Voz. Contra viento y marea, don Eladio Martínez ha sido el pilar que no la ha dejado tambalearse. Ahí, creemos, y nos lo dice, está el mérito para la Medalla. "Si es que lo hay", claro. Y lo hay.
En los tiempos heroicos de la "Hoja Deportiva", antecesora de LA VOZ que durante años cedió su nombre a ésta, pues al adquirirla pedían La Hoja, don Eladio Martínez iba con el Talavera Club de Fútbol por esos mundos. Lápiz en la mano y bloc de notas en ristre. Escribía de noche, sentado en un tren de tercera. Llegaba al amanecer a Talavera y entonces dejaba el lápiz y cogía el componedor. Letra a letra, la hoja voz tomaba cuerpo tipográfico. Así casi ocho años. Hasta que nació La VOZ.
Los sesenta y pico comensales que estábamos en la cena, le miramos algo emocionadillos. A eso se le llama ser un caballero andante de la pluma, un auténtico quijote. "Cuando tenía quince años -nos dice- ya manejaba el componedor a todo trapo. Y cuando volví del servicio militar me establecí por cuenta propia. Lo de La Voz empezó más tarde, pero las bases ya estaban echadas, en mi anterior Hoja Deportiva".
El director del periódico, don Francisco Fernández-Vegue se arrancó con un discurso muy por lo alto. Fluidez verbal y gran sentido de la buena dicción. Don Eduardo Villarín, consejero delegado de Predesa durante su intervención al final de la cena. Como buen abogado, defendió la causa de don Eladio Martínez, compañero y mano derecha en este afán de llevar adelante La VOZ durante veinticinco años. El uno con el título, el aliento y el amor a Talavera; el otro con la pluma y el talaveranismo a más no poder. Torneos de amor a una ciudad.
No nos reunimos en torno a un menú. La noticia fue lo que nos tuvo a todos unidos. Así lo dijo el director de Radio Juventud. Y el afán de estar al tanto de la noticia, comentarla o interpretarla para el público, la razón de que todos estuviéramos de acuerdo en la petición de esa medalla.
Nuestro humorista, don Ismael Sánchez de la Fuente le sacó punta a cada página del periódico. Hasta a la de las cotizaciones ·de la bolsa. Arañó y hasta hizo pupa. Por aquellos de "quien bien te quiere te hará llorar". Al final, brindis con champán por otros veinticinco años de La VOZ. En plan provincial, claro.
Al margen de la cena, plácemes y felicitaciones de amigos y admiradores. No se ha quedado atrás el Ayuntamiento, ni la Delegación de Información y Turismo. Si hubiéramos elegido al Talaverano del Año -como se suele hacer en estas cenas de informadores- don Eladio Martínez se hubiera llevado la palma. Con un accésit para la empresa editora que con tanto éxito ha llevado a cabo la renovación del periódico.
En espera de que la Medalla llegue, y después de que se le haya impuesto, a continuar en la brecha. Ni la medalla ni la edad pueden con la afición a la pluma y a la noticia. Así que, don Eladio, de retirarse a vida contemplativa, nada. Ríase de la edad.