En las fiestas navideñas todos nos damos una tregua y nos pasamos con los dulces. Turrones, polvorones, mazapanes... son el producto estrella de estos días, pero hay uno que es el preferido de todos y no tiene rival: el roscón de Reyes. ¿Sabes su origen?
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La noche de Reyes es una de las más mágicas del año, sobre todo si hay niños cerca. Damos por hecho que con el nombre con el que está bautizado este dulce típico y por la tradición de comerlo el día de Reyes, el origen del roscón está ligado a la Navidad y a los Reyes de Oriente. Y aunque hayamos hecho de este postre el dulce por antonomasia de la Navidad, no siempre fue así.
EL VERDADERO ORIGEN DEL ROSCÓN DE REYES
El roscón tiene mucha más antigüedad de la que piensas. Tiene su origen en el siglo II a.C. cuando se celebraban “Las Saturnales”, un festejo pagano en honor a Saturno, el dios de las cosechas. Todas las personas, tanto ricos como esclavos, celebraban el final del período más oscuro del año y el inicio de una época llena de luz. En aquella época era frecuente preparar diversos platos para la celebración, aunque de todos el más popular era una torta a base de miel en la que se introducían algunos frutos secos, dátiles e higos. En esa época aún no tenía forma de roscón, pero con los años fue tomando forma tal y como la conocemos, además de la tradición de meter el haba y la sorpresa.
EL HABA
Un siglo más tarde, a esa misma torta se le incluyó una haba, símbolo de la prosperidad y la fecundidad en aquel momento. De esta manera, aquel que encontrara el haba se le auguraba buena prosperidad para el resto del año y fungía como rey de reyes durante un breve periodo de tiempo. Sin embargo, la tradición no duró mucho porque cuando la religión cristiana asumió el poder y las celebraciones paganas como las Saturnales fueron desapareciendo, la costumbre de comer la torta con haba también desapareció, aunque no por mucho tiempo.
EL PREMIO
Algunos siglos más tarde, la tradicional torta con habas regresó pero esta vez a España, de la mano de Felipe V, y a Francia. Sin embargo, ya no era la misma torta de las fiestas Saturnales pues en vez de incluir solo habas, también se le incorporaban monedas de oro. Así, quien encontrara las monedas ganaba el premio, mientras aquel que encontrara el haba era considerado un perdedor y, por lo tanto, se le auguraba mala suerte durante todo el año. Se afirma que la idea de introducir una moneda fue de un cocinero de la corte francesa, que por aquel entonces quería sorprender al pequeño Luis XV.
Aunque hoy hemos recuperado esa antigua tradición, algunos detalles han cambiado. El más evidente es que en la actualidad ya no se utilizan monedas de oro sino una sorpresa, que primero fue una figura de cerámica y ahora de plástico resistente al calor. Además, con el paso del tiempo, el haba que inicialmente era símbolo de la prosperidad adquirió un valor negativo.
EL RELLENO, UN INVENTO DEL SIGLO XX
Con nata, con trufa, sin relleno... A día de hoy podemos encontrar roscones de cualquier tipo, pero sin duda la nata es la auténtica reina, aunque en su origen, el roscón no llevaba relleno.
El relleno se comenzó a poner a mediados del siglo pasado. El clásico es sin relleno para poder saborear el delicado sabor de una masa abriochada aromatiza con naranja y agua de azahar.
LA CLAVE PARA CONSEGUIR EL MEJOR ROSCÓN
El relleno no es la parte más importante del roscón. Y si nos ponemos precisos, ni siquiera es una parte del roscón, por lo que conseguir la esponjosidad y jugosidad de la masa es la clave para conseguir el mejor roscón.
Además, se deben usar unos ingredientes de calidad: harina, mantequilla, huevos, azúcar, agua de azahar, ralladura de naranja y limón, sal, agua o leche, y opcional ron. Levadura y masa madre. Y para decorar se puede usar frutas confitadas y almendras.