El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha rechazado este miércoles retrasar la vuelta al colegio tras las vacaciones de Navidad, aunque ha asegurado que su Gobierno aceptará lo que se decida a nivel nacional.
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En rueda de prensa, tras presidir la reunión de la Comisión de Salud Pública y Vacunación, el presidente regional ha apuntado que la restricción educativa, desde su punto de vista, era "muy lógica" cuando iba acompañada del confinamiento domiciliario, pero no ve con buenos ojos "dejar de estar en un aula para terminar estando en un parque infantil". "Es una opinión que tengo desde el principio".
No obstante, ha dicho que su Gobierno se va a someter a lo que se plantee a nivel nacional ya que Castilla-La Mancha siempre ha abogado --ha dicho-- por que "las decisiones sean lo más globales y los más sensatas" posibles. Dicho esto, ha vuelto a decir que él apuesta por "un modelo donde los profesores vean los rostros de los niños y den clase presencial".
"No podemos estar todo el país moviéndonos menos los colegios. No es muy razonable", ha sentenciado García-Page, quien ha advertido de que el hecho de que "no haya centros educativos en marcha no significa que no haya contagios domiciliarios y que no salgan los niños a la calle".
Asimismo, el presidente castellanomanchego ha afirmado que cuando se decidió abrir el curso, tras el confinamiento, "la situación era muchísimo más de alto riesgo que es hoy" y ha defendido que "las soluciones hoy sobre la mesa son infinitamente mayores que las que teníamos hace un año o hace unos meses", en referencia a la vacunación.
Además, ha señalado que las comunidades educativas han demostrado en su conjunto, primero, ser "muy seguras" y, segundo, "muy exactas", a la hora de aplicar un protocolo cuando surge un caso. "Son miles y miles de vigilantes, todos los docentes, hay muchísima gente pendiente, los propios padres, yo creo que es donde mas observación hay", ha subrayado García-Page.
"No estamos ahora mismo ni siquiera marcando una pauta radical ni con la hostelería ni con otras decisiones festivas" por lo que, a su juicio, no sería "lógico" tomar la decisión de aplazar las clases.
Esta decisión, a su entender, "tendría que ir precedida de decisiones un poco más duras en el conjunto nacional de movilidad", ya que no puede ser, según ha dicho, que "después de estar en las fiestas pudiéndonos mover por toda España, la conclusión es que el problema está en los colegios". "A mí se me antoja complejo".