Agentes de la Policía Nacional han desarticulado una organización criminal dedicada, presuntamente, a la comisión de estafas a través de Internet y ha detenido a 45 personas por estafar en España a más de 200 personas, logrando un beneficio de casi un millón y medio de euros. Los cabecillas de la organización operaban desde Benín a través de personas que ejercían de "mulas", a las que amenazaban incluso de muerte.
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Entre los detenidos están los principales miembros que operaban como captadores directos en España. Los arrestos se han llevado a cabo en las localidades de Alicante, Almería, Avilés (Asturias), Oviedo, Ciudadela (Baleares), Cornellá de Llobregat (Barcelona), Vilanova y la Geltrú (Barcelona), Cádiz, Santander, Castellón, Córdoba, Granada, La Coruña, Las Palmas de Gran Canaria , Lugo, Vivero (Lugo), Madrid, Málaga, Murcia, Palencia, Salamanca, Sevilla, Toledo, Valencia, Bilbao y Zaragoza.
Las investigaciones comenzaron en julio de 2019, cuando los agentes detectaron la existencia de un grupo criminal internacional asentado en la República de Benín, desde donde realizaban y dirigían actividades delictivas en diferentes países europeos, principalmente en España, Alemania, Austria, Francia y Polonia.
Las estafas, sin embargo, las realizaban desde su país de origen, donde además recibían el dinero defraudado, captaban a las 'mulas' o las coaccionaban en los países europeos en los que actuaban.
OFERTABAN PRODUCTOS INFORMÁTICOS BARATOS
Los miembros de la organización creaban portales web fraudulentos en los que ofertaban productos informáticos, electrónicos y de telefonía a un precio inferior al del mercado, con la peculiaridad de que el pago debía realizarse mediante transferencia bancaria a cuentas de las personas que ejercían de 'mulas'. Se han detectado y cerrado un total de 20 páginas web falsas.
Una vez que las víctimas iniciaban la supuesta compra de un producto, sus datos de contacto y bancarios quedaban en poder de la organización criminal. A partir de ese instante, los estafadores se ponían en contacto con las víctimas y les comunicaban que para poder recuperar su dinero debían abrir varias cuentas bancarias, solicitar tarjetas de crédito y mandarlas por correo ordinario a diversos apartados postales de la República de Benín.
Una vez que las tarjetas llegaban al país africano, se iniciaba un proceso en el que las víctimas comenzaban a recibir cantidades ingentes de dinero procedentes de otras estafas realizadas por toda Europa. Ese dinero era retirado mediante las tarjetas de crédito en cajeros de Benín, dejando una comisión por cada transferencia a disposición de la víctima, que, desde ese momento, pasaba a ser parte implicada en el entramado criminal.
DE VÍCTIMAS PASABAN A SER PARTE DE LA ORGANIZACIÓN
Tal era la cantidad de dinero obtenida mediante este tipo de comisiones que llegaban a abrir de manera voluntaria nuevas cuentas bancarias y buscaban nuevas 'mulas' para poder seguir cobrando comisiones. En otros casos, eran los miembros de la organización asentados en España los que obligaban a las 'mulas' bajo fuertes amenazas, incluso de muerte, a seguir las indicaciones de los miembros de la organización respecto al nuevo rol que tenían que desempeñar.
Con el fin de dar una apariencia legal a este proceso, la organización realizaba un contrato falso con los nuevos captados, se hacían pasar por prestamistas privados para así camuflar la comisión que pagarían a las víctimas como si fuera el abono del préstamo concedido.
SE HACÍAN PASAR POR FINANCIERAS FRANCESAS
El segundo modus operandi empleado consistía en la publicación de anuncios en diversas redes sociales ofreciendo la concesión de falsos préstamos online, en los que se hacían pasar por financieras francesas. Los falsos prestamistas ponían como condición la apertura de una cuenta corriente en la que supuestamente le ingresarían el préstamo solicitado, y que debía estar a nombre de la víctima, quien debía ingresar una cantidad de dinero que oscilaba entre los 500 y 1.000 euros como gastos de comisión de apertura del préstamo.
Además, debían obtener una tarjeta de crédito y enviarla a Benín junto con los datos y claves de la banca online. Una vez que los miembros de la organización tenían las tarjetas en su poder, retiraban el dinero ingresado por la víctima para los gastos de gestión y comenzaban la extorsión.
En la actualidad, continúa la investigación a nivel internacional en colaboración con Europol y con Interpol, ya que se ha podido comprobar que esta organización criminal tiene fuertes vínculos en otros países europeos como Alemania, Austria, Francia y Polonia, donde se han detectado numerosas víctimas que han realizado compras en las páginas web investigadas, así como nuevas 'mulas' receptoras del fraude.
Asimismo, se están realizando comprobaciones en la República de Benín para identificar a los miembros de la organización que operan desde el país africano.