Corría el año 1969 cuando el protagonista de “Conversación en La Catedral”, Santiago Zabala, alter ego del premio Nobel Mario Vargas Llosa, se hacía esa contundente pregunta al comienzo de la genial novela y con ella, surgía en el lector la necesidad de conocer ese momento y esas razones, en el que y por las que, una nación entra en un camino descendente y sin retorno, dejando atrás bienestares y aspiraciones, para transcurrir inexorablemente entre la mera supervivencia, el abandono y la crisis perpetua. Desde ese instante, hace ya más de cincuenta años, esa frase se ha convertido en el mantra repetido una y otra vez por quiénes pretenden comprender la situación del país andino y por extensión, en el de aquellos que no tienen muy claro cuando algo inició una larga fase de deterioro y depauperación.
¿En qué momento se jodió Talavera? La pregunta del personaje literario viene como anillo al dedo en esta ciudad. Año tras año, su precaria situación, su crítico estado económico, sus vergonzantes cifras de desempleo, sus calles plagadas de locales cerrados, su mala conservación y mantenimiento, sus deficitarias vías y medios de transporte, todo esto y bastante más, se convierten en motivos mas que suficientes para hacernos esta pregunta: ¿En que momento se jodió Talavera?
Han pasado por la plaza del Pan alcaldes y alcaldesas, por Fuensalida presidentes y presidentas, tres cuartos de lo mismo en la Moncloa e incluso hemos cambiado de rey. Todo ha cambiado para que todo siga igual, como en la decadente Sicilia del Gatopardo. Prometieron lluvias de milllones y la lluvia no llegó, pesé a tener de paisano a un afamado meteorólogo. Nos hablaron de nodos y plataformas logísticas que quedaron en “borradores de anteproyectos del estudio preliminar de la memoria de justificación de la posible necesidad”, es decir, humo perfectamente fotografiado. Vocearon, cual Groucho Marx pidiendo mas madera, que se iniciasen las obras del soterramiento de un tren de alta velocidad que, de llegar algún día, lo hará llevándonos a Madrid por Toledo en casi el mismo tiempo que las actuales cafeteras rodantes. Todo eso pasó y la pregunta sigue en el aire: ¿En qué momento se jodió Talavera?
Quizás, tras tanto tiempo con esa cuestión en el aire importe mas otra: ¿Hasta cuando estará jodida? La primera respuesta que me viene a la cabeza no es optimista. Mientras los responsables políticos talaveranos, de un lado y otro, esté mas a contentar servilmente a sus partidos para mantener ellos sus prebendas y situaciones de privilegio personal, Talavera estará jodida. Mientras gran parte del electorado se guíe por una moderna “devotio ibérica” que le lleva al apoyo visceral, acrítico y dogmático a unas siglas o color pase lo que pase, Talavera seguirá jodida. La única forma de que las cosas cambien es ser conscientes de la realidad, por cruda que sea, salvo que queramos seguir muchos años más haciéndonos esas preguntas, eso sí, jodidos pero contentos.
Rafael de la Cruz
Si (
No(
