Sandra Sánchez está de celebración. La karateca talaverana festeja hoy una fecha muy especial, y aunque sea raro, esta vez no se trata de ninguna medalla de oro, sino algo mucho más especial, que solo repetirá una vez, su 40 cumpleaños.
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La mejor karateca de la historia ha demostrado su valía, su carisma y que a sus recién cumplidos 40 no hay quien la pare. Sandra ha reconocido que “me encanta este día, me encantan las sorpresas, las notas, los mensajes, el cariño, los abrazos, las miradas…” y ha querido dar las gracias a todos los que la aprecian de verdad, mandándoles un abrazo “desde el corazón”.
Ayer visitó el programa de Buenafuente, donde no paró de sonreír y transmitir esa buena energía que le caracteriza.
La triple campeona, olímpica, de Europa y del mundo, estuvo charlando con Andreu sobre la medalla de oro en Tokio, sus entrenos y sus inicios.
Sandra es imparable, comentó que ya se estaba preparando para el mundial de noviembre en Dubái y eso lo compaginaba con “vivir lo que significa ganar un oro olímpico”. Aunque ahora tiene muchos eventos pendientes, no deja su entrenamiento de lado, siete horas diarias, todos los días.
“Inexplicable la sensación que se siente de decir soy yo, lo he hecho”
UNA HISTORIA DE TESÓN
La karateca talaverana empezó a los cuatro años las clases de karate, veía injusto que su hermano pudiera hacerlo y ella no, así que sus padres no tuvieron más remedio que apuntarla pensando que sería un capricho pasajero.
36 años más tarde ha demostrado que lo suyo era verdadera vocación. Una historia de tesón en la que muchas veces le cerraban las puertas, “Lo más importante es que aunque, te digan que no muchas veces, tu sigas creyendo en ti misma. Seguí intentándolo no por el hecho de ganar, sino por el de ser mejor karateca”.
A los 24 años después de ser becada por el Centro de Alto Rendimiento, tuvo que hacer un parón para volver a casa y cuidar a su madre, que acababa de enfermar de cáncer. Cuando quiso volver el CAR le había cerrado muchas puertas y tras acabar su carrera universitaria y viajar por el mundo para labrarse una vida laboral, decidió volver “a mi manera”.
SANDRA SÁNCHEZ Y JESÚS DEL MORAL
Sandra quería volver, pero no le valía cualquier cosa, “si vuelvo me entrena Jesús del Moral”. Tras pedirle varias veces que fuese su entrenador y recibir respuestas negativas, Sandra cogía el coche todos los días e iba de “Talavera a Alcalá a su gimnasio para que viera que era de verdad”, hasta que al final acepto entrenarla.
“Me ha hecho sufrir mucho, pero siempre para sacar lo mejor de mí”, comentaba Sandra, que solo tenía palabras bonitas para su marido.
EL ORO OLÍMPICO
Buenafuente no paró de preguntar cómo había sido vivir unas olimpiadas y traer el oro a casa, a lo que Sandra respondía que era “inexplicable la sensación que se siente de decir soy yo, lo he hecho”.
Además, la talaverana aprovechó para decir que “nos merecemos seguir en el programa olímpico, hemos salido por una decisión política, no deportiva, por lo tanto espero que esas conciencias se remuevan y podamos ser parte del programa”.
SANDRA PUSO EN UN APRIETO A BUENAFUENTE
Para despedirse Buenafuente comenzó a elogiarla, pero Sandra estaba tan cómoda que no se quería ir, “¿Pero no me dejas enseñarle a la gente un poquito de karate? ¿Te prestas?” Eso ya no le gustó tanto a Andreu, “es que esto es diferente”, pero el presentador tiene tanto cariño y respeto a Sandra que se ofreció para realizar un Guillermo Tell en versión karateca.
Con una botella en la cabeza de Buenafuente, Sandra tenía que dar una patada para tirarla al suelo sin rozarle, y vaya si lo consiguió.