Un estudio pionero realizado en Valladolid confirma que la cefalea está presente en aproximadamente uno de cada cuatro pacientes con COVID-19 y sugiere que puede ser signo de la "lucha" del sistema inmune frente a la infección.
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La cefalea o dolor de cabeza es uno de los síntomas más frecuentes que informan los pacientes de COVID-19. Pero esta frecuencia, descrita en diversas investigaciones, varía entre un 10 y un 75 por ciento en función del estudio.
Con el objetivo de precisar la prevalencia, un equipo de investigadores ha realizado un estudio pionero con casi 2.200 pacientes de COVID del Área de Salud de Valladolid Este.
David García Azorín, neurólogo del Hospital Clínico Universitario de Valladolid -de referencia regional-, quien encabeza la investigación, recuerda que los neurológicos son los síntomas de COVID-19 más frecuentes tras los pulmonares y que la cefalea, junto con la anosmia -la pérdida del olfato y del gusto-, es la más habitual. Además, "cuando ocurren suelen ser de los primeros síntomas de la enfermedad, por lo que considerarlos entre los posibles síntomas es fundamental", recuerda el especialista.
Sin embargo, la frecuencia registrada en la literatura científica es poco precisa, con cifras que varían enormemente. "Esto puede relacionarse con que el lugar en que se realizan los estudios puede influir en los resultados. Por ejemplo, si sólo se estudian pacientes que acuden a urgencias o que necesitan ser hospitalizados, es de esperar que se trate de pacientes en un estado más grave. En segundo lugar, algunos estudios sólo incluyen pacientes evaluados por determinados especialistas, y por ello, la frecuencia de algunos síntomas puede variar", apunta García Azorín.
Así, una de las principales aportaciones de este estudio es que se ha evaluado de manera consecutiva a todos y cada uno de los pacientes que ha contraído la infección en un área representativa con más de 260.000 habitantes, sin restricciones.
Se fueron revisando manera sistemática a todos los pacientes que iban diagnosticándose, desde Atención Primaria, Atención Hospitalaria, hasta Urgencias. Un médico contactó con cada paciente y preguntó específicamente por la presencia de cefalea y, en caso de estar presente, evaluó sus características, con el objetivo de entender mejor la frecuencia del dolor de cabeza durante la infección.
UNO DE CADA CUATRO PACIENTES PRESENTA CEFALEAS
Entre el 8 de marzo y el 11 de abril de 2020 se diagnosticaron 2.194 casos de COVID-19 entre los 261.431 habitantes del Área de Salud de Valladolid Este. El 23 por ciento reportó dolor de cabeza, en torno a un cuarto de ellos. Comparando el porcentaje de pacientes que precisó ser hospitalizado y el porcentaje que no, la diferencia "fue escasa" en relación a la presencia de este síntoma, indica el primer autor.
Además, al comparar entre sexos, el estudio también ha observado que el dolor de cabeza en las mujeres es más intenso y viene acompañado con mayor frecuencia de molestias ante la luz -fotofobia-. Asimismo, es más común que las mujeres tengan antecedentes médicos de dolores de cabeza, lo que se corresponde con lo observado en la población general.
"Después de analizarlo mucho, no podemos decir que exista un patrón específico o único del dolor de cabeza durante la infección por coronavirus", asegura el neurólogo, explicando que la mayoría de los pacientes describe "un dolor de cabeza de predominio a nivel frontal, bilateral, con una cualidad del dolor opresiva -como teniendo un peso encima de la frente-, de intensidad moderada a grave y frecuentemente acompañado de molestias ante estímulos lumínicos o auditivos".
El investigador destaca que la mayoría de los pacientes suele tener otros síntomas de infección por COVID asociados, de forma que "no se debe confundir este dolor con otros dolores comunes, como una migraña o una cefalea tensional, ya que en un 25-50 por ciento de los pacientes este dolor tiene características típicas de estas". De este modo, "cuatro de cada cinco personas presentan cefalea en los primeros cuatro días de la infección y en menos del 20 por ciento persiste más allá de dos semanas, agrega.
Por otro lado, han observado que las personas que reportan dolor de cabeza suelen tener un mejor pronóstico, con menor probabilidad de fallecer a consecuencia de la infección o de desarrollar una forma grave, al presentar unos parámetros analíticos y una respuesta inmunitaria más eficiente. "Parece que el dolor de cabeza es un signo de que el sistema inmune pueda estar 'desplegando' las defensas frente al virus, siendo la cefalea un síntoma colateral de esta lucha", subraya García Azorín.
Para seguir indagando en el papel del dolor de cabeza en la infección por COVID-19, el equipo está registrando la duración de la cefalea en el tiempo, tratando de entender por qué algunos pacientes siguen teniendo dolor meses después de la infección y estudiar cuáles son los mejores tratamientos disponibles para mejorar su situación.