Los españoles somos grandes deportistas, tanto por diversión como por salud. Y como ya estamos muy cerca del verano y volvemos a pensar en playas, agua, bronceado y pasear por la arena, las cifras de españoles deportistas tienden a crecer un 20 % cuando se acercan estas fechas y no solo eso, 4 de cada 10 que ya hacían ejercicio lo intensifican: llega la operación bikini.
Pero la operación bikini no solo es perder unos kilos, sino también lucir una piel bonita, tersa y joven. La actividad física nos ayuda a mantener un peso saludable, pero también es una gran aliada contra el envejecimiento. Los expertos de Nivea explican los principales beneficios que aporta el ejercicio a nuestra piel o cuerpo.
Protege del daño oxidativo. El ejercicio físico moderado y practicado de forma regular, potencia el sistema antioxidante de defensa en nuestro organismo y contribuye a una mayor resistencia al estrés oxidativo. Por tanto, se ralentiza la aparición de arrugas y el deterioro de la piel debido al daño que produce este tipo de estrés. Pero la práctica de ejercicio demasiado intenso y sin control puede provocar el efecto contrario y favorecer la acumulación de radicales libres, causantes del envejecimiento en la piel. Por lo que es muy importante realizar ejercicio diariamente y con moderación, y en caso de practicar deporte de forma más intensa, recurrir a un mayor aporte de antioxidantes para neutralizar la producción adicional de estos radicales libres.
Aumenta la temperatura del cuerpo, provocando que los poros se dilaten y eliminen impurezas a través del sudor.
Ayuda a dormir mejor, evitando tener ojeras y bolsas en los ojos, así como un aspecto apagado en nuestra piel.
Mejora la circulación sanguínea y hace que llegue a todas las capas cutáneas, proporcionando un aspecto de piel más tonificada y con mayor luminosidad. Además, contribuye a la regeneración celular y mantiene la piel joven y firme más tiempo.
Tonifica los músculos y eso contribuye a que la piel se mantenga firme y joven reduciendo la flaccidez y las arrugas.
No obstante, el ejercicio por sí solo no lo es todo para una piel firme y joven. Es necesario combinarlo con una rutina adecuada, que incluya protegerse de las radiaciones solares, hidratarse correctamente o incorporar determinados nutrientes en nuestro cuidado diario.
RUTINA PARA TENER UNA PIEL MÁS FIRME
Tener la piel limpia antes. Debemos asegurarnos de que nuestra la piel esté lo más limpia posible antes de hacer ejercicio y que de esta manera sea más sencillo eliminar las impurezas a través de los poros.
Usar protector solar. La exposición prolongada a la luz solar y sin la protección adecuada, acentúa el envejecimiento prematuro. Eso implica una mayor pérdida de colágeno y más actividad de los radicales libres, es decir, las moléculas causantes del envejecimiento. Además, las radiaciones solares motivan la aparición de manchas y, por supuesto, pueden derivar en problemas y enfermedades como el cáncer de piel. Siempre hay que utilizar protección solar, tanto si hace sol como si está nublado. Y no debemos olvidar nuestros labios, ya que tienen una piel más fina y que carece de la protección natural que aporta la melanina, por lo que es fundamental protegerlos con productos labiales con factores de protección altos.
Evitar las horas de mayor radiación solar y temperatura. Hay que reducir la actividad física y, en general, la exposición solar entre las 12:00 y las 16:00 horas en verano, las horas en las que la radiación UV es más intensa.
Usar ropa adecuada. La ropa deportiva tiene que ser cómoda, por lo que debemos estar seguros de que no nos creará rozaduras. Así pues, es más recomendable elegir ropa holgada y que deje transpirar.
Igualmente, en verano también es importante que la ropa nos proteja del sol (cuanta menos piel deje expuesta, mejor) y que sea ligera y de colores claros. También es muy importante quitarse la ropa húmeda y sucia inmediatamente después de hacer ejercicio, así eliminamos las impurezas y humedad que produce el sudor.
Aplicar crema o vaselina en zonas donde haya roce. Hay ciertas áreas más sensibles que siempre están en contacto con la ropa y son susceptibles de irritarse. Es el caso de los dedos de los pies, donde pueden aparecer ampollas o rozaduras, los pezones o la zona interna del muslo. Las cremas barrera o regeneradoras y la vaselina crean una capa protectora que evitará parte de ese roce continuo.
Hidratarse con frecuencia. Es un consejo evidente, pero aún más importante en verano. Nuestro cuerpo pierde hidratación por dos vías principales: la respiración y el sudor. No todo el mundo sabe que en condiciones normales, no solo en verano, nuestro cuerpo pierde aproximadamente medio litro de agua al día a través de nuestra piel. El deporte y las altas temperaturas multiplican la pérdida de hidratación del cuerpo, por lo que es indispensable llevar agua para ir reponiendo los líquidos perdidos.
Cubrir la cabeza y los ojos. Las radiaciones solares no solo aceleran el envejecimiento de la piel; también pueden dañar los ojos. Lo ideal es utilizar gafas de sol homologadas que filtren, como mínimo, el 90 % de la radiación ultravioleta (UV). Para evitar quemaduras u otros daños en nuestro cabello y en la piel del cuero cabelludo, es recomendable usar gorras o sombreros durante el ejercicio.
Si se tienen piercings, es mejor quitarlos antes. La ropa o el pelo se pueden enganchar en los pendientes. También se puede optar por cubrirlos con una tirita o un poco de esparadrapo. No obstante, siempre hay que lavar muy bien el piercing después de hacer ejercicio, ya que será una zona en la que se puede acumular sudor y suciedad.
Hidratar después. Una vez terminada la sesión de ejercicio, hay que reponer la hidratación de nuestra piel y cuidar especialmente las zonas que más han sufrido. Es importante ducharse lo antes posible para limpiar la piel e hidratar muy bien las áreas expuestas al sol o las que hayan estado en contacto con la ropa y se hayan irritado.
Utilizar productos enriquecidos con vitamina C, Q10 o aceite de argán. La rutina de hidratación es indispensable para reforzar el efecto antiedad del deporte. Utilizar productos enriquecidos con ciertos nutrientes, que aportan energía y antioxidantes, ayudará aún más a conseguir esa piel firme y joven que se espera con la actividad física.
La coenzima Q10 es un componente esencial que se encuentra de forma natural en las células. Es un proveedor de energía intracelular, es decir, ayuda a la protección y regeneración de las células cutáneas. Además, es un potente antioxidante, por lo que frena la oxidación de las células y la producción de radicales libres, las sustancias que causan el envejecimiento. Por estos motivos, la aplicación en la piel de productos con coenzima Q10 ayuda a reponer los niveles de esta sustancia, que se va perdiendo con la edad.
Por su parte, la vitamina C también posee potentes efectos antioxidantes, ayuda a la cicatrización de las heridas y contribuye a la producción del colágeno. Por último, el aceite de argán tiene un gran poder de hidratación y disminuye las cicatrices y las estrías. Y es especialmente útil en verano por su efecto calmante; las pieles irritadas o que han estado expuestas al sol se benefician mucho más de este ingrediente.