Para estudiar y sacar patrones en el estudio de la conducta y toma de decisiones tanto de los seres humanos individuales, como de los grupos que creamos, Yony nos dice que debemos:
Primero.- Abrir los ojos y observar tanto el presente como el pasado de cualquier grupo humano. Para ello es imprescindible que nos libremos de cualquier apriorismo, tales como los dogmas, ideologías, órdenes de Líderes, y cualquier otro dogmatismo. Lo único que puede guiarnos es la comprobación empírica de que algo se repite en iguales circunstancias. Solo cuando eso suceda podemos decir que estamos ante una ley universal. El agua siempre se congela, en iguales condiciones, a cero grados, y se evapora a 100.
Segundo.- Tomar nota de los comportamientos repetitivos que hasta la fecha han realizado todos y cada uno de los grupos sociales, y comprobar que las decisiones de los individuos y de los grupos, adoptadas por las autoridades de turno, siempre están motivadas por muy poquitas influencias. Que, además, es muy fácil de apreciar y contar.
Ya ha sido repetido hasta la saciedad que Abraham Maslow, a principios de 1.940, nos describió con precisión que, al final, aunque parece un mundo muy amplio y raro, solo son cinco las motivaciones tanto de los individuos como de sus grupos organizados, y además, por ese orden de aparición y prevalencia: Lo primero que buscamos es la Seguridad, lo segundo, Beber y Comer, lo tercero Afectos de progenitores, amigos y maestros. Lo cuarto, cuando somos adultos, Sexo y reproducción. Y si conseguimos al menos tres de los anteriores, todos queremos destacar en la comunidad, es decir, el Reconocimiento Social.
Una vez que adoptamos esta plantilla comprobamos que todo lo que se ha hecho y se hace es buscar esas satisfacciones frente a las necesidades que son estrictamente Biológicas y Psicológicas. Cuando las satisfacemos la propia Biología nos compensa en nuestro cerebro y nos hace sentir bien. Satisfechos. Y cuando carecemos de ellas las buscamos sin cesar y experimentamos la desazón y la angustia. Nada es Mágico.
Cada día debemos ser un poco más conscientes que cuando la conciencia del ser humano se despertó, y pudo verse ante un espejo y reconocerse, ya llevaba viviendo varios millones de años. Somos única y exclusivamente un producto de la Naturaleza –cada uno puede sustituir la palabra naturaleza por la de, Dios, o cualquier otra, el razonamiento es exactamente el mismo- y nos ha construido como lo ha creído conveniente. Somos el resultado de varios millones de años de evolución como especie.
Si somos tal producto, la Madre naturaleza –Dios- no nos ha podido crear y construir con otros ladrillos que los que ella dispone. Y sometidos constantemente a las “Fuerzas” -ahora se llaman “Interacciones”- que rigen todo el mundo físico y químico conocido.
Ya sabemos que estamos formados por once elementos de la tabla periódica y que cinco constituyen más del 99,5 de nuestra estructura. Lo que debemos comenzar a comprobar es si las reglas del juego, las cuatro Interacciones que operan a nivel de partículas atómicas, operan también en nuestra biología y lo que es más importante, en nuestra Psicología. Si los humanos al actuar individualmente, y por ello los grupos que formamos para organizarnos y sobrevivir, también están sometidos a la Gravitación, el Electro-Magnetismo, la Interacción Nuclear fuerte, y la Débil.
Ya disponemos de otro gran conocimiento que puede servirnos para avanzar sin temor. Tanto en todo el pasado y también en el presente –ya veremos hasta cuando en el futuro muy lejano- los seres humanos seguimos actuando con un perfecto “Piloto Automático”. Nosotros podemos creer que disponemos de cierta voluntad propia, pero en realidad los latidos de nuestro corazón, la respiración, las fases de sueño y actividad, el hambre y la sed, las necesidades afectivas y sexuales, los gustos y elecciones para todas estas cosas y muchísimas más…Nos vienen dadas. Es dicho piloto automático el que toma esas decisiones por nosotros, a las cuales, además, no nos podemos sustraer.
Por ello hemos de ser conscientes que si la mayoría de nuestras actividades derivadas de esa exigencia automática de tener que respirar, alimentarnos, protegernos del calor y el frio, etc, nos vienen impuestas por nuestra constitución física, puede –y es así porque no puede ser de otra manera- que nuestras decisiones, aquellas que creemos adoptamos libremente, también estarán sometidas a nuestra estructura hormonal. Las decisiones que adoptamos en función a las emociones que experimentamos y a los deseos que nos surgen vienen dados por esa estructura creada por la naturaleza.
Lo que debemos hacer es estudiar parar para saber cada día un poco más acerca de cómo estamos constituidos y porqué pensamos y sentimos como lo hacemos.