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OBITUARIO | Nuestro cariñoso homenaje a Kuriosón

La foto que abría la entrevista
La foto que abría la entrevista

Tiramos de hemeroteca para mostrar un sentido homenaje a Eduardo Villarín Colilla, quien fuera Consejero Delegado de este medio hace ya casi medio siglo, y justo en el día en que recibirá cristiana sepultura, reproduciendo una entrevista que realizó al “Niño de la Plaza”, publicada el 13 de octubre de 1977, cuando Florencio Fernández aspiraba a ser figura de la Tauromaquia.

lunes 11 de enero de 2021, 11:29h

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Ayer a última hora dejamos constancia en nuestro medio digital del fallecimiento de Eduardo Villarín Colilla el 9 de enero de este 2021, que contaba con 86 años de edad. Decíamos, asimismo, que Eduardo fue consejero delegado de la Cooperativa CRETA y de la Caja Rural de Talavera de la Reina en los años 70 del pasado siglo y tuvo una estrecha relación con La Voz del Tajo, en la que llegó a ser Consejero Delegado. Pero además colaboraba en la edición impresa firmando sus artículos como Kuriosón. Para tributarle nuestro sencillo, pero sincero homenaje en el día -en la tarde de este lunes 11 de enero- que ha recibido cristiana sepultura vamos a rescatar una entrevista a Florencio Fernández, el “Niño de la Plaza” cuando iniciaba su actividad taurina y soñaba con ser figura del toreo. Al día de hoy, Florito es el mayoral de la plaza de Las Ventas, además de ser muy valorado en el mundo del toro. Tanto, que alguien le ha definido así: “Floro sí es la piedra filosofal del toreo. Lo sabe todo. Y se hace el mudo; pero cuando habla es recomendable poner atención y tomar nota”.

(Florencio en la actualidad)

HABEMUS TORERO!

El Niño de la Plaza va para figura.

Talavera, la ciudad toledana enclave de una rica región que comprende ancha parcela de su provincia origen y buena parte de las vecinas de Ávila y Extremadura, siempre ha tenido personajes ilustres que por una u otra causa fueron dignos de figurar en la Historia. Destacaron en letras, el Padre Juan de Mariana, en Agronomía Gabriel Alonso de Herrera, Orellana en Marina y descollando entre los purpurados príncipes de la iglesia Fray Hernando de Talavera, primer arzobispo de Granada (quien precisamente por su condición de confesor de la Reina Isabel) a punto estuvo de chafarnos el honor de ser los descubridores de América, ya que sus consejos fueron totalmente opuestos a patrocinar la aventura de Cristóbal Colón.

En nuestro secular arte de la cerámica las casi contemporáneas sagas de los Ruiz de Luna y los Niveiro entre otros, fueron los primeros artistas del barro y del pincel, que prestigiaron la tierra que los vio nacer y afamaron el nombre de nuestra Ciudad allende fronteras nacionales. En España -permítaseme decir "España" aun a trueque de contrariar a los que gustan de alardear con harta frecuencia de la expresión "este País"- existe otro arte de singularísima plasticidad que nuestros mayores introdujeron y enraizaron en territorios por ellos colonizados como son las hoy naciones .de Méjico, Colombia y Venezuela. Nos referimos al arte de lidiar al toro bravo. Un arte, español por antonomasia, en el que también Talavera ha dado motivos para figurar en la Historia.

Desgraciadamente por una parte en páginas enlutadas, ya que hasta su recoleta plaza provinciana, "Bailaor", un toro de triste recuerdo, trajo prendida en sus astas la muerte de un torero legendario símbolo de toda una época; JOSELITO. Pero también en las páginas felices se inscribió el nombre de uno de sus hijos, inconfundible lidiador y rehiletero que con el nombre de Emiliano de la Casa "Morenito de Talavera" paseó en triunfo muchas tardes de gloria en competencia con los más importantes colosos de entonces. Corría el año 1942 cuando finalizando la temporada taurina se erguía como máximo triunfador cortando 102 orejas, 42 rabos y 13 patas.

Siguieron después los Alfonso Galera ( ¡ay qué gran torero se nos frustró: cinco novilladas seguidas en Madrid donde, caso único, fue que sin siquiera cortar una oreja logró se colgara el cartel de "no hay billetes" en taquilla), Luis Francisco Peláez, Gabriel de la Casa, Raúl Sánchez...

Pero Talavera empezaba a notar el vacío de un torero suyo; un torero que con visos de figura hiciera su aparición. Hacía ya algún tiempo que esto no sucedía y afortunadamente presagiamos que ya lo tenemos. El último día de la pasada feria septembrina un chaval talaverano cruzaba el albero de la plaza vestido de rosa y oro para medirse por vez primera con astados picados. La plaza le era familiar, pues no en balde vive en ella y de ahí el sobrenombre de "El niño de la Plaza" con que se hace figurar en los carteles.

El reportero se encontraba próximo a donde se cambia la seda por el percal. Tuvo ocasión de comprobar, al acercar el clásico vaso de agua, la mano trémula del jovencísimo novillero que hacía el que algunas gotas del líquido elemento, se derramaran en el suelo antes de llegar a los labios. Los nervios hacían presa en el lidiador. ¿Era miedo?. Tal vez; pero seguro que no del toro. Quizá era a la enorme responsabilidad con que se enfrentaba teniendo en cuenta que se trataba de su primer faena a un novillo que antes había pasado por la suerte de varas ... Y esto era ante sus paisanos ...

Tomó "trastos" y montera y tras del oportuno permiso se fue al centro del redondel para brindar al público. Yo quise adivinar que en el giro montera en mano y precisamente cuando coincidía con la espalda hacia la "puerta grande", alguien importante también aceptaba el gallardo brindis del mozo. Me refiero a tu Vecina, Niño de la Plaza, esa Vecina de toda tu vida que cuando todos abandonábamos los tendidos, Ella continuó al lado de tu casa y quiera Dios que siempre protegiéndote como así te lo desea profundamente este modesto paisano autor del reportaje.

Después, los nervios desaparecieron y poco a poco una esencia cara, pura, grácil, empezó a destaparse y ser ofrecida a los atónitos espectadores, cuyas palmas echaban humo. No hubo suerte con la espada, pero la genial faena fue premiada con una oreja. Luego vino la revolución. Salió un bonito toro lucero de Don Baltasar Iván, de nombre "Perdido" y toro y torero se fundieron en una faena extraordinaria que entusiasmó al respetable. ¡Qué exquisitez! ¡Qué finura! . ¡Qué ángel imprimió a su toreo! Todo le rodó bien al artístico diestro que consiguió las dos orejas y el rabo como merecido triunfo al arte derrochado. Estamos seguros de que nos encontramos ante un extraordinario torero que dará mucho que hablar. Y terminó la corrida. Ya se apagaron los ecos de las delirantes ovaciones del público. Son las 9 de la noche y los hombros de quienes le llevaron en volandas han dejado al diestro en su casa. Al lado de donde están pesando las canales de los toros lidiados, en un pequeño y acogedor cuarto de su vivienda, salpicado de fotografías del incipiente torero, el abuelo Eugenio (78 años a las espaldas y lágrimas pugnándole por brotar de sus ojos), el joven maestro y un magnetófono en la mano del reportero dan lugar a la entrevista que sigue:

- ¿Cuál es tu nombre completo?

- Florencio Fernández Castillo.

- Y naciste ¿cuándo?

- El 14 de febrero de 1960.

- ¿Cuándo empezó el gusanillo de los toros en ti?

- Yo creo que desde siempre. Pero sobre todo hace dos años en el tentadero acompañando a Raúl Sánchez.

- ¿Cuántos novillos llevas estoqueados ya?

- Pues no sé exactamente unos 70 u 80.

- ¿Y orejas cortadas?

- Pues pongamos el 50 por ciento, es decir unas 35 o 40 y bastantes rabos.

- Hasta aquí ¿quién te ha apadrinado o quién te ayuda?

- Sobre todo la empresa, o sea los jefes de mi padre, Felicísimo Tejedor y también Alfonso Senovilla. Desde luego bastantes personas. No tengo quejas.

- ¿Cuál ha sido el día más grande para ti?

- Hombre, el día más grande ha sido sin duda el de hoy, ¡claro!. El triunfo conseguido a base de novillada con picadores es para mi algo muy importante. Era el equivalente a presentarme como novillero en serio y precisamente aquí, en Talavera.

- ¿Tienes novia, Flores?

- No. Eso lo último -contesta con rapidez-.

- ¿Por qué lo último?

- Porque primero está mi profesión, mi vocación y no quiero que nada lo empañe. Ya habrá ocasión de que vengan las mujeres.

- ¿Te queda todavía en este año algo por torear?

- Sí, me quedan tres novilladas todavía.

- ¿Dónde?

- Pues en Torrijos, Bargas y Torrejón de Ardoz.

(Cuando pasamos a limpio la presente entrevista ya se han celebrado las anunciadas novilladas de Torrijos y Torrejón de

Ardoz donde los triunfos han sido apoteósicos pues cortó 4 orejas y rabo en el primero y en Torrejón dos orejas y una gran ovación).

- ¿Cobran los novilleros como tú?

- No. Realmente no cobramos nada. Todo lo más cubren los gastos; es decir, para poder pagar a subalternos y demás pero realmente no nos queda siquiera para comprarnos un vestido, cosa que tenemos que hacer de nuestros ahorros particulares o con las ayudas de nuestra familia.

- Quiere decirse que en Torrejón y estas poblaciones de una cierta importancia ¿no cobráis absolutamente nada?

- De verdad nada absolutamente, salvo lo que te digo de los gastos.

- Y en Talavera ¿en esta plaza tan poco has recibido ninguna peseta?

- Te repito que absolutamente nada. Pero eso no me importa porque lo que realmente me interesa es aprender.

Por nuestra parte pensamos que duro oficio aquél que para aprender no sólo no se cobra nada sino que tiene uno que jugarse la vida.

    • Flores, ¿quiénes son para ti los mejores toreros?
  • Hombre, pues Antonio Ordóñez, Paco Camino, el Viti, José María Manzanares, Teruel... esos toreros artistas.

Estamos perfectamente de acuerdo con el joven maestro y podemos afirmar que él sigue esa línea; o sea la del toreo clásico.

- ¿No eres amigo entonces del toreo tremendista? Por ejemplo, ¿qué me dices de "El Cordobés"?

- Ese no me gusta. Le doy un mérito porque realmente lo tiene ya que ha sabido estar en un buen lugar y a él se debe mucho auge de la Fiesta pero torero, torero lo que se dice torero, yo creo que nunca lo ha sido.

- Flores, ¿quieres ser de verdad auténtica figura?

- Hombre, eso sin duda alguna. Es mi máximo anhelo (y al decirlo le brillan de un modo especial unos ojillos vivarachos que reflejan su ambición).

- Trabajas, estudias, ¿qué haces?

- Estoy trabajando en un taller mecánico-electricista.

- ¿Pero fallarás muchos días al trabajo?

- Sí. Ciertamente, pero es que mi jefe Guadalupe Fernández, es hombre de una gran comprensión y sobre todo es quizá mi primer admirador. Es el que más me anima y empuja.

- ¿Qué quieres decir por tu parte al público de Talavera?

- Quiero decirle que me ha emocionado en esta mi gran tarde y que se han portado conmigo fenomenalmente. Nunca lo olvidaré. Siempre me volcaré por complacerles.

Terminamos la entrevista. Ya en el portón de la plaza los carniceros y mondongueros cantan los pesos de las. canales. "El segundo toro de Florito ha pesado unos 250 kilos". ¡Ya está bien! , dice alguien.

Preguntamos por Flores padre, contestándonos el hijo que debe estar "haciendo taquilla". Le pedimos traslade nuestros saludos y recuerdos. Unos recuerdos que se remontan bastantes años atrás cuando el abuelo Eugenio ("El Trabuco") llevaba a Flores -hoy padre del promesa- por bares y tabernas los días de San Blas y San Antonio para vestido de luces y con diminuto capote hacer toreo de salón. Quien les iba a decir a los dos lo de hoy ...

El reportero se adentra en el verbenero bullicio de la Feria y entre estridentes sirenas de toboganes y caballitos va pensando: Figurará el Niño de la Plaza en la historia de la tauromaquia? Creemos que condiciones le sobran. Puede ser un hijo más de Talavera que sin tardar mucho sea famoso. De todo corazón se lo desea quién le ha hecho la primera entrevista de su vida, y que emocionadamente le ha visto hoy torear.

KURIOSON

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