Al sr. Glez. Quevedo (de nuevo)

En primer lugar, le diré que averiguar su identidad no es cosa difícil. Está plasmada en un documento público de la Junta de Comunidades de esta región; y al igual que yo ofrezco mi imagen y mi identidad todas las semanas, creo que sepa discernir que no está de más el que yo sepa la suya, ya que ha sido usted quien se ha dirigido a mí en dos 'cartas al director' con el fin de que salieran a la luz. Yo no comencé este debate, lo hizo usted. Con todo su derecho. Igual que el mío a saber sobre su identidad. Usted ya conoce la mía porque está escrita en la página 2 de este semanario. Desde hace años. Y también es pública.

Tendré palabras para decirle que no minimizo lo que ocurre en este país, y le aseguro que estoy bien informado de la situación. Pero, si recuerda, mi columna (origen de toda esta controversia) versaba sobre la historia de una pequeña severamente desnutrida en Níger, donde hay 400.000 niños con ese mismo problema. Severamente desnutridos, repito; 400.000, repito también.

Tal vez hemos elevado el tono, señor González Quevedo, pero no muevo ni un ápice de mi punto de vista. Y yo no me he cobrado 'su tiempo'. Ha sido usted el que ha escrito cartas, empleado 'su tiempo' en redactarlas y aquí se han publicado. Yo he empleado parte del mío en responderle. Con sumo gusto.

El refrán lo dice: 'es de bien nacidos el ser agradecidos'. Si usted no quiere aceptar mi felicitación por su inclusión en la plantilla de la Junta de Comunidades como A.T.E. no voy a tenerlo en cuenta. A cambio sí vuelvo a agradecerle el que me haya leído. Aunque usted diga que mi columna fue 'lo que primero tenía a mano'. Pero permítame decirle que yo también soy bien nacido y siempre soy agradecido. Y eso no es cuestión de elegancia, sino de educación.

Me despido citando su frase final: 'señor Díaz es usted un hombre muy, muy atrevido'. Le contesto: sí, soy hombre. Y el atrevimiento de escribir en un semanario cada siete días implica el recibir textos extremadamente críticos, como el suyo. Pero no dude que también me atrevo a replicarlos. Y mi atrevimiento no es superior al suyo. Es idéntico. Lo único que nos diferencia es que usted se dedica a auxiliar 'educandos' y mi persona a informar u opinar . Sea usted atrevido, pero no ligue siempre el atrevimiento a la ignorancia. Eso sí que no es lógico. Y, de paso, usted llegará más lejos en su vida.

Por mi parte, zanjo el debate y le remito un saludo. No cordial (de corazón), pero sí educado. De un bien nacido que presume de ello, como usted también lo hace.

Gracias por su franqueza y su opinión.

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