El pasado martes, se celebró el día de la Inmaculada Concepción, pero además, la Iglesia también celebraba el Día del Seminario. El lema de la jornada fue “Pastores misioneros”.
El Día del Seminario se celebra desde el año 1935 con el objetivo de suscitar vocaciones sacerdotales mediante la sensibilización, dirigida a toda la sociedad, y en particular a las comunidades cristianas.
Con motivo de esta Jornada, un alumno del Seminario Mayor “San Ildefonso” comparte sus vivencias y su proceso vocacional. Se trata del diácono Marcos Luchoro Jiménez (Talavera de la Reina, 1998), antiguo alumno del colegio “Sagrados Corazones” de las Madres Agustinas y feligrés de la parroquia de Santa María, La Mayor, de la ciudad de la cerámica. Recibió la ordenación diaconal el pasado 18 de julio en la Catedral Primada.
La Archidiócesis de Toledo le hizo una entrevista al joven para conocer como había afrontado esta nueva etapa de su vida.
“En mi la vocación empezó en la primera comunión, en la cual tuve un encuentro muy fuerte con el Señor que cautivó mi corazón”, sin embargo, Marcos cuenta que con el tiempo y por diversas circunstancias se fue alejando de Él hasta que se volvieron a encontrar en 4° de la ESO en una peregrinación a Montserrat. “Posteriormente cuando estaba cursando 1° de bachillerato, después de un tiempo de amistad profunda con el Señor, en una peregrinación al santuario de Fátima, vi que el Señor quería que fuese su sacerdote”, aclara el joven.
Para Marcos lo que más le ha ayudado ha sido el amor y el cuidado de las madres agustinas, “me han trasmitido el Amor del Señor y la alegría y cercanía de los sacerdotes con una vida radialmente entregada al Señor”.
A la familia de Luchoro le costó mucho aceptar la decisión de su hijo, “yo no se lo quería decir ya que me quedaba un año para terminar los estudios en el colegio “Sagrados Corazones” de Talavera. Quería discernir”, confiesa el joven y añade que ellos se enteraron a través de otras personas. Ahora ya lo han asimilado y solo quieren que su hijo sea feliz.
En cuanto a sus amigos “la inmensa mayoría” se alegraron “muchísimo”. Marcos se muestra muy contento ya que para él es un regalo tener amigos tan buenos y “que están cerca del Señor”.
Recibir la ordenación del diaconado significa “demasiado” para Marcos. “No acabo de comprender el inmenso don que he recibido. Es, por una parte, el comienzo de la entrega; pero, por otra, es como ser expropiado de mí mismo. Consagrado sólo para el Señor”, confiesa el joven.
Si piensa en el futuro se muestra ilusionado por administrar los sacramentos y entregarse para que otros “se puedan encontrar con el Señor como me ha pasado a mí”.
Para finalizar la entrevista Marcos ha querido hacer una reflexión para los jóvenes que se planteen la vocación sacerdotal. “Es normal tener miedo, dudas, pero si el Señor te llama, dáselo, que Él no es egoísta. Jesús te reclama para hacerte suyo y dártelo todo”, además, el joven añade que es un regalo ser elegido por el Señor y dar la vida por la salvación del mundo.