José María Gómez centra en esta ocasión su inspiración y su voz en el elemento esencial del paisaje de nuestra comarca: LA ENCINA. Se trata de un poema de estructura asonetada, pleno de referencias culturales y de emoción, características habituales en la poesía de José María.
Acostumbrado como estamos a tropezarnos con encinas cada vez que salimos al campo en nuestra tierra, nuestro poeta nos enseña a ver y mirar con los ojos del alma tan entrañable árbol. José María así lo hace en el paisaje de su Parrillas natal, desde donde se otea una casi infinita extensión de encinares y dehesas desde la Sierra de Gredos hacia el sur, hasta donde alcanza la vista, a lo largo y a lo ancho de la tierra de Velada y Campana de Oropesa.
Evoca el poeta a sus admirados clásicos, Teócrito y Virgilio, que escenificaron sus églogas pastoriles a la sombra del homérico árbol. Evoca a Antonio Machado y sus versos dedicados a la encina en Campos de Castilla. Evoca la visión quijotesca de gigantes disfrazados entre sus ramas… para terminar viendo en el sagrado árbol milenario un símbolo del ser humano y de todo lo que “muere y reverdece”, lo que “cambia y permanece”… como el río de Heráclito.
He aquí el ENLACE donde puedes visualizar esta joya poética: