Después del penoso periplo del nuestro Presidente del Gobierno, pidiendo “pasta” por media Europa, uno no tiene por menos que sentirse, avergonzado. No solo por los malos resultados obtenidos, si no por el papelón que ha tenido que hacer el pobre hombre. En Europa no valen los cuentos, las mentiras, las chulerías a las que nos tiene acostumbrados el personaje. Allí cuentan los hechos, las realidades y los resultados.
Los hechos son que tenemos el mayor número de “pavos reales” de la historia de la política española. Aquí cualquier alcalde de cualquier pueblo de tres al cuarto se lleva para su casa entre el medio kilo y kilo y medio mensuales, sin despeinarse. Aquí se inventan delegaciones municipales para liberar concejales por cientos. De las diputaciones mejor no hablar: hay más funcionarios que sillas y siguen entrando y todos con “pedigrí”. En los parlamentos y gobiernos regionales no hay tasa para tanto gasto en subvenciones a grupos y asesores. Los Gobiernos Regionales se han convertido en mini estados de opereta donde pululan “pavos reales”, “gallos” y “gallinas” de toda condición que ya estamos viendo para que sirven en cuanto hay un problema de cierta entidad.
El Gobierno Central con el mayor número de ministros y de altos cargos de la historia; más de trescientos. Del parque móvil mejor no hablar: miles de vehículos y tres conductores por cada uno. Y de la Administración pública, correa de transmisión de tanto despropósito como ya hablé en mi último artículo mejor no insistir.
Y que decir de lo que se ha dado en llamar la industria política. Un entramado de intereses en medios de comunicación, empresas públicas, ONG, fundaciones, sindicatos, centros de negocios, de estudios.
De la Universidad mejor no hablar: master, títulos propios y becas “blak”, en orden a financiar chiringuitos políticos anti sistema, para mayor gloria de viejos líderes totalitarios, de los que se sienten herederos los nepotistas instalados en su soberbia a veces inculta. Miles de millones arrancados de las costillas de trabajadores, autónomos y empresarios que ven como sus madrugones, esfuerzos y escaseces no son suficientes para alimentar este “ogro” que sin control arruina cualquier intento de desarrollo económico y social. Pancistas al servicio de la peor casta política. Legión de bienpagados sin escrúpulos que tienen en la ruina a este esforzado país.
Y para colmo los que venían a redimirnos desde el pisito de Vallecas, con los mil euritos, resultan que nos salen más caros que los maharajás de la india.
Claro, ¿que podemos esperar que nos digan en Europa, los que ven con asombro tanto dispendio? Pues lo que nos han dicho: “a otro perro con ese hueso” que en Europa los “pavos reales” están en los zoológicos, que Europa no paga dispendios de nuevos ricos a los incompetentes que pusieron por cuestiones maritales a todo un país en la peor situación posible frente a una pandemia.
Y me alegro que así sea, en España hace falta mucho rigor contra tanto farfullero, aunque lo tengan que poner holandeses o suecos. Porque este gobierno no quiere el dinero para resolver los problemas de los españoles, sino para mantenerse en el poder a toda costa, regalando miseria para ampliar su base electoral.