Las mascarillas ya forman parte de nuestro día a día. Ahora, y durante un prolongado periodo de tiempo, es un accesorio obligatorio en situaciones donde no está garantizada la distancia de seguridad entre personas de 1,5 metros.
Llevar guantes y mascarillas, debido a la crisis de la Covid-19, supone también tener que desecharlos adecuadamente. Abandonarlos en las vías públicas no es una opción responsable: estos residuos pueden provocar un problema ambiental, pero también sanitario. Pero dejarlos en un lugar inapropiado y de uso díario puede convertir nuestro coche, por ejemplo, en un foco del Covid-19.
EL COCHE, UN POSIBLE FOCO DE CONTAGIO
Utilizar las mascarillas en el coche es obligatorio, salvo que viajemos solos, o únicamente con personas con las que convivimos, y por eso podemos llegar a acumularlas en la guantera, o lo más común (seguro que los has hecho más de una vez o has visto muchos casos) dejarlas acumuladas en los espacios que hay en las puertas interiores del vehículo 8como se muestra en la imagen). Y lo mismo sucede con los guantes desechables tras realizar la compra en un supermercado. Por eso debemos deshacernos de ellas de una forma correcta.
¿DÓNDE SE TIRAN LAS MASCARILLAS?
A pesar de que existen diferentes tipos de mascarillas y el material de cada una es diferente, al igual que el de los guantes, todos estos utensilios tienen algo en común: una vez utilizados deben tirarse al contenedor gris de restos. En el caso de que en una vivienda haya un caso positivo, las mascarillas, guantes y otro tipo de residuos de la persona enferma deben tirarse en una bolsa de plástico que se encuentre en la misma habitación.
Una vez llena, deberemos introducirla en otra bolsa de plástico y tirarla con el resto de residuos de la vivienda, que finalmente se tirará en el contenedor de restos.
Cabe recordar que las mascarillas son unipersonales y no deben compartirse bajo ningún concepto.
NO TIRARLOS AL SUELO
Abandonar los guantes y mascarillas en sitios inadecuados puede ser “solo” un problema ambiental si se trata de protecciones que han usado personas sanas. Pero puede convertirse en un problema sanitario si los guantes y mascarillas provienen de una persona enferma, por ejemplo, asintomática, y quedan al alcance de los niños o de los perros.
En la mayoría de los casos el problema es solo ambiental, lo que no significa que sea desdeñable; primero, produce un gran impacto visual y genera deterioro de los espacios públicos y después se convierten en una fuente de contaminación para el entorno si empiezan a juntarse.
MULTAS
Algunos ayuntamientos ya multan a los ciudadanos que tiren al suelo mascarillas o guantes usados, así como cualquier material sanitario desechable de protección de posibles contagios frente al Covid-19 que pueda convertirse en un foco de infección. La sanción puede llegar a los 3.000 euros.