Estamos unidos por el agua que nace y que discurre por nuestro territorio, por ello debemos conocer porqué es tan necesaria y cómo se gestiona.
El agua es vida, es riqueza y salud, pero es un recurso ilimitado que debemos saber mantener. El agua no sólo es parte esencial del ser humano, sin la cual no podría sobrevivir, si no que es fuente de vida y desarrollo del resto de los seres vivos, contribuyendo al bienestar general en todas las actividades esenciales de vida. Por ello es primordial conocer cómo ‘fluye’ el líquido elemento en el día a día de los castellano-manchegos.
EL AGUA EN NUESTRO DÍA A DÍA
El agua debe preocuparnos y así ha comenzado a suceder, aunque es cierto que más a nivel académico que político o social. Las razones sobran para que todas las personas valoren, protejan y conserven este recurso natural tan indispensable para la continuidad de la vida.
El agua es fuente de vida y motor de desarrollo, y como tal, es un hecho diferencial para Castilla-La Mancha. Este elemento es soporte de los ecosistemas acuáticos y terrestres, pero, ante todo, es un bien público y un patrimonio natural, limitado, frágil e imprescindible que hay que conservar y proteger ahora, para garantizar nuestro futuro y el de las generaciones venideras.
Pero ya no se trata solo del valor económico y social que conlleva este bien tan necesario, sino que en Castilla-La Mancha va más allá: es un elemento que debe generar un sentimiento de unión de toda una región. Porque todos estamos unidos por el agua que nace y que discurre por nuestro territorio.
EL AGUA ES TODO PARA CLM
El Preámbulo de la Ley de Aguas de 1985 señala que el agua es un recurso natural escaso, indispensable para la vida y para el ejercicio de la inmensa mayoría de actividades económicas: es irremplazable, no ampliable por la mera voluntad del hombre, irregular en su forma de presentarse en el tiempo y en el espacio, fácilmente vulnerable y susceptible de usos sucesivos. También nos dice que el agua constituye un recurso unitario, que se renueva a través del ciclo hidrológico y que conserva, a efectos prácticos, una magnitud casi constante dentro de cada una de las cuencas hidrográficas del país.
Apenas han pasado 35 años y esos planteamientos han envejecido notablemente, porque esa definición no se refiere al conjunto del agua del planeta, sino a las aguas dulces continentales; y éstas en las zonas costeras sí son susceptibles de incrementarse por la mera voluntad del hombre. Así que, en determinadas cuencas, la desalación está incrementando los recursos hídricos disponibles. Pero, en la España interior sí tienen plena vigencia las definiciones de la Ley de Aguas de 1985.
EL AGUA Y LA DESPOBLACIÓN
La España interior tiene otros hándicaps, que vienen de lejos. A mediados del siglo XX, el economista Román Perpiñá Grau comparó a nuestro país con una rueda de bicicleta, con la masa concentrada en el centro y en la periferia y un gran vacío en el resto. Razón no le faltaba. En las décadas siguientes ese vacío se hizo todavía más evidente y, andando el tiempo, el eje (Madrid) ha crecido y los radios (las autovías) son más gruesos; pero buena parte de los espacios interradiales están cada vez más vacíos.
Castilla-La Mancha es, con casi 80 mil km2, la tercera comunidad autónoma más extensa de España. Con un territorio eminentemente rural, el agua es esencial para mantener y fijar la población y para revertir el vaciamiento de los pueblos de Castilla-La Mancha. En aquellas zonas de la región donde el regadío es predominante, Mancha Oriental, Alto Guadiana, sureste de Albacete, etc., no se produce el fenómeno de despoblación. Y ello es gracias al agua.