El Gobierno de Castilla-La Mancha pedirá el martes de la semana que viene que las provincias de Albacete, Ciudad Real y Toledo pasen a la fase 2 de la desescalada, en la que ya se encuentran las provincia de Cuenca y Guadalajara. Así lo ha indicado en una rueda de prensa la portavoz del Ejecutivo autonómico, Blanca Fernández, quien ha destacado la evolución positiva de la pandemia en Castilla-La Mancha en la última semana y que haya 121 personas menos hospitalizada en la región. También ha señalado que hay 21 personas menos que necesitan estar en UCI y 126 altas epidemiológicas más, lo que suma --ha indicado-- un total de 6.500 altas epidemiológica "apróximadamente" a lo largo de toda la pandemia. Estos datos, a los que Fernández ha unido que en las últimas 24 horas no ha habido fallecidos por COVID-19 en las provincias de Albacete, Cuenca y Guadalajara, son "esperanzadores" y dan confianza. "Aunque no queremos que esa confianza pueda llevar a conductas poco prudentes".
"Estas decisiones que se han dado entorno al confinamiento son las que ha hecho que tengamos estos datos en España y Castilla-La Mancha", ha indicado, para agregar que "no es el momento de echarlo todo por la borda si no que hay que afrontar las nuevas fases con criterios siempre de mucha prudencia". En este sentido, ha afirmado que la petición de cambios de fase "no es una carrera y que tiene que estar basada "siempre" en datos epidemiológicos técnicos y científicos con un criterio de precaución que prevalezca "por encima de todas las cosas". "De la crisis sanitaria tenemos que salir todos juntos", ha dicho, para hacer un alegato a favor de la unidad de acción y de la continuidad del estado de alarma, que ha calificado de "imprescindible" para evitar "entre todos" un rebrote tras doblegar la curva.
EQUIPOS DE RASTREO
La portavoz del Gobierno regional ha informado también de los equipos de rastreo que llevan unos días funcionando en la región, para indicar que esta última semana han realizado más de 10.000 PCR con el resultado de que entre un 3 y 4 por ciento de las personas que se han sometido a estos test ha dado positivo. Un dato que ha calificado igualmente de "esperanzador" teniendo en cuenta que el peor momento de la pandemia, entre finales de marzo y principios de abril, el 40 por ciento quienes se sometían a esta misma prueba en la región daban positivo.
"La labor del equipo de rastreo es muy importante: cuando hay síntomas se hace una encuesta epidemiológica para ver los contactos que ha podido tener esa persona, se le hace la PCR y se contacta con sus contactos para evaluar su situación clínica y tomar las decisiones oportunas", ha explicado la portavoz. Finalmente, Fernández ha pedido prudencia y asumir con responsabilidad la llegada de nuevas fases para que la libertad de movimientos que se va recuperando no lleve consigo rebrotes ni poner en riesgo la salud de los más vulnerables. "La libertad es un derecho fundamental pero en este momento hay que pensar en la libertad y el derecho de todas las personas a tener una vida saludable, estar libre de un contagio evitable y que sepamos colocar las cosas en el orden de prioridades correcto", ha concluido.